domingo, 20 de diciembre de 2009

CABEZA DE TURCO.
Muerto el perro
se acabo la rabia.

La Organización
vence al tiempo.


Al promediar el siglo XVII y durante largo tiempo, la moda de lo turco se apoderó de buena parte de Europa. El café a la turca, los divanes (llamados otomanos en occidente), las pinturas con sultanes y odaliscas invadieron los salones. Personajes de ese origen eran presencia habitual en las farsas, como ocurre en algunas que escribió Moliere. También los vieneses se dejaron ganar por esa influencia y crearon una masa cuya forma imita el símbolo de Turquía. Se trata de las “croissant”, nuestras sabrosas medialunas. En las ferias de diversiones, en los juegos de tiro al blanco o muñeco nunca faltaba alguno vestido de turco: quien lo descabezaba o volteaba el fez rojo ganaba un premio. Allí, en el idioma francés, surgió la frase servir de “tete de turc” la que pronto se difundió en España y América como “ser cabeza de turco”(1) .
Dicha frase denomina una técnica que, en los manuales de guerra psicológica, se llama también como “paraguas”, “pantalla” o “pararrayos” y sigue la regla de la simplificación y el “enemigo único”. Se trata de una poderosa arma de propaganda consistente en centrar las energías agresivas de una persona o grupo sobre otro individuo, grupo u objeto (2), demonizándolo, es decir haciéndolo tributario de todos los males. Concentrar el odio que se siente por el campo adversario en una sola persona es la forma de simplificación más elemental y encuentra su razón de ser en que los hombres prefieren enfrentar a personas visibles más bien que a fuerzas oscuras (3) o lo que es lo mismo: no se teme tanto al enemigo que se ve sino que el temor se multiplica cuando el mal es invisible (4).
Jean Marie Domenach explicaba, en su análisis sobre la propaganda, que lo expuesto es particularmente útil cuando se convence a los hombres de que su verdadero enemigo no es tal partido, o tal nación sino el jefe de ese partido o esa nación, con lo cual se matan dos pájaros de un tiro: por una parte se tranquiliza a los propios partidarios, seguros de tener enfrente no una masa resuelta como ellos sino una multitud engañada conducida por un mal pastor que lo abandonará cuando se abran sus ojos; por otra parte se puede esperar que se divida el campo contrario y se desprendan algunos elementos (5). La técnica tiene aplicación milenaria por parte de uno de los poderes sempiternos de la historia de la humanidad, la iglesia católica, que unificó en Satanás la existencia de todos los males. Este último término proviene del latín Satanas y este del hebreo Satán, nombre propio masculino que significa “el demonio”; considerando grandes filósofos, Kant por solo citar uno, que en la escrituras Satanas no es un ser personal sino simbólico(6) . Siendo así la máxima consiste en “atacar siempre a individuos o pequeñas facciones, nunca a masas sociales o nacionales en su conjunto”(7). A más de ello al enemigo se le deben atribuir todos los males y ninguna virtud; como dijera George Kennan, agente de la central de inteligencia norteamericana autor del cable más famoso de la historia de la diplomacia de dicho país, “El enemigo debía constituir siempre un centro. Debía ser completamente malo”(8). Dicho odio es dirigido por lo general en contra de los dirigentes ya que las inmanentes leyes del poder enseñan que desaparecidos los líderes, desaparece también el centro de gravedad; no hay nada en torno de la cual girar y todo se desmorona. Un proverbio oriental reza que “cuando un árbol se cae, los monos se dispersan” y entre nosotros es popular citar que “muerto el perro se acabo la rabia”(9). La historia recuerda que, durante el genocidio llevado a cabo por el imperio Español sobre los habitantes originarios de América, Hernán Cortés y Francisco Pizarro condujeron sus escasas fuerzas contra los imperios Azteca e Inca, capturando a los reyes, Moctezuma y Atahualpa y los imperios cayeron en manos de los españoles.
En un no muy lejano artículo de Pascual Serrano, editor del diario virtual rebelión y autor del libro recientemente a la venta en la Argentina “Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo”, afirma que “sólo se puede llegar a la conclusión de que en Venezuela hay un empresario de apellido Chávez que compra bancos. Para los medios no es que el Estado venezolano haya comprado el Banco de Santander, ha sido Chávez quien ha sacado los millones de su bolsillo y se lo ha quedado. Es curiosa la sintonía de todos los medios: Agencia AFP: Grupo Santander vende a Chávez el Banco de Venezuela por 1050 millones de dólares, El Mundo: Santander vende a Chávez su filial en Venezuela por 750 millones, EFE en Heraldo de Soria: El Santander acuerda la venta del Banco de Venezuela a Chávez, RTVE: El Santander vende a Chávez su filial en Venezuela por 750 millones, El País: El Santander vende su filial venezolana a Chávez por 750 millones. Y, por si no fuera poco, El Mundo llega a titular Chávez se convierte en el primer banquero de Venezuela.” Los medios sustraen al Estado venezolano del escenario significante. Atribuyéndole a Chávez un personalismo propio de la presunta dictadura que describen, son los propios medios los que se niegan a entrar en la lógica de un Estado democrático y soberano.” Lo mismo ocurre en nuestro país donde según el poder hegemónico mediático y sus voceros: Carrio y Cia., el Estado ha desaparecido y todo es manejado por Néstor Kirchner - etiquetado con la letra “K” - o por Cristina Fernández. Porque para muestra basta un botón basta arrimarse a los diarios de los últimos días: Cristina necesita más plata y lanzan otra moratoria (Clarín 16.12.2009) Cristina se endeuda para financiar el déficit (La Nacion 14.12.2009) Cristina y Chávez firmaron acuerdos bilaterales (La Nación 9.12.2009). Se pretende excluir del significante no solo al Estado Argentino, sino el movimiento de millones de argentinos, cientos de ellos intelectuales de relevancia, que apoyan al gobierno de Cristina Fernández y su proyecto de país industrial enfrentado con el agro-exportador de materia prima para alimento de chanchos.
Operaría entonces el principio antes indicado: suprimidos Néstor Kirchner y Cristina Fernández no hay quien apoye la recuperación de las fondos de los jubilados de manos de las AFJP, la fábrica militar de aviones, aerolíneas argentinas, los enjuiciamientos a los autores del genocidio perpetrado entre 1976 y 1983, la recuperación de los convenios colectivos de trabajo como instrumento de discusión de salario, la disminución del desempleo del 25% en 2002 a 10% en 2009, la disminución de la pobreza de 60% en el año 2002 a 15% en 2009, la derogación de la ley Banelco o ley de precarización laboral, la derogación de la tablita de Machinea -que obligaba a pagar impuesto a las ganancias a los trabajadores-, la asignación universal por hijo para desempleados y trabajadores en negro, los aumentos otorgados a los jubilados durante los últimos seis años que ascienden a un 360% y la ley que los actualiza semestralmente, la ley de servicios audiovisuales, el desarrollo del Reactor nuclear nacional Carem, la culminación de Atucha II, la extensión de vida de la central de Embalse - segunda central nuclear construida en el país y la máquina térmica más grande de Sudamérica - y la puesta en marcha de una cuarta central nuclear en el país., entre muchas otras medidas, en fin: la participación del Estado como árbitro en las relaciones económicas del país, para crear una Patria –políticamente soberana, económicamente libre y socialmente justa - sustentable para cuarenta millones de personas, colocando a la economía al servicio del hombre y no al revés como pretende el modelo agro-exportador, viable solo con la existencia de veinticinco millones de argentinos (10) .
Como enfrentarlo.
Juan Domingo Perón, conocedor de los principios expuestos, nos enseñó que para enfrentar estas operaciones debemos organizarnos. Solo la organización vence al tiempo y al deceso de los líderes y es por eso que la octava verdad justicialista establece que “En la acción política de escala de valores de todo justicialista se encuentra: primero la Patria, después el movimiento y luego los hombres”. La organización de la Defensa, a las pretensiones de la restauración conservadora, debemos realizarla en todos los ámbitos y espacios que podamos ocupar, para poder de manera coordinada y tomando como base el principio de la concentración de fuerzas, salir a aplacar en el momento justo los embates de la derecha representada políticamente por los vergonzosos Duhales, (in) Morales, Agua-2, Des-Carrio-2, C(b)obos, Delarvaez, Macri -guerras en Posse y demás (malas) yerbas. Asimismo la organización, nos decía el General, requiere de la doctrina – que debe ser difundida e inculcada – ya que genera la unidad de concepción y nos lleva a la unidad de acción. Es fundamental en este momento reconocer al enemigo y al compañero para evitar que quinta columnas (11) puedan actuar dentro del nuestro espacio, de manera centrífuga, dispersando y dividiéndonos en estériles luchas sin reconocer el verdadero norte enemigo. Esto no debemos olvidarlo si pretendemos que en el 2011 el campo nacional popular y democrático no sea batido por los intereses del poder financiero internacional que le tiene asignado a nuestro país el rol de mero proveedor de materias primas como ya hemos expresado en un artículo anterior (12).
[1] Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato. Héctor Zimmerman. Pág. 39
[2] La guerra psicológica. Fernando Frade Merino. Pág. 117.
[3] La propaganda política. Jean Marie Domenach. Pág. 54,55.
[4] Las cosas y no tanto según Pérez Wat. Arnaldo Perez Wat. Pág. 248.
[5] La propaganda..op. cit. Pág. 55
[6] Las cosas …op. Cit. Pág. 246
[7] La propaganda …op.cit. pág.55
[8] Legado de Cenizas. La historia de la CIA. Tim Weiner. Pág. 41.
[9] The 48 Laws of power. Robert Greene. Pág.442
[10] Ver El medio pelo en la sociedad Argentina. Cap. 7. La sociedad y los límites de la patria chica. Arturo Jauretche.
[11] Se trata de adversarios que fingiéndose aliados a nuestra causa, conspiran desde adentro para favorecer al enemigo. No podemos, en momentos en que se juega el destino de la patria, permitir que algunos infames utilicen a la juventud embelezada por pletóricas protestas y la conduzcan a generar mayores situaciones de conflicto que las ya generadas por la derecha. No olvidemos las enseñanzas de la CIA: “La creación de una apariencia de inestabilidad desestabilizaría al gobierno”. (Legado de cenizas op.cit.pág. 152)
[12] http://www.aminomelovasacontar.blogspot.com/ Derrotismo

lunes, 7 de diciembre de 2009

Nueva zoncera económica.

“Hay que bajar el gasto público”
Por Ruben Telechea *
Para entender esta zoncera es necesario comenzar recordando brevemente cómo funciona el Estado: recauda impuestos y con los ingresos obtenidos hace frente a sus obligaciones. Estas son básicamente de salud, seguridad, asistencia social y educación.
Primero veamos si el Estado argentino es tan grande como habitualmente se dice: según una investigación realizada por Roberto Navarro publicada en este diario, tomando como fuente de información la Comisión de Finanzas de la Unión Europea y la Cepal, en 2006 mientras que en Argentina el gasto público era el 19,3 por ciento del total del PBI, el de Francia representaba el 53,3, el de Italia el 50,1 y el de Estados Unidos el 34,5 por ciento. El gasto público en EE.UU. es proporcionalmente casi el doble del nuestro. Y con un PBI que es 50 veces más grande que el de Argentina.
Una vez aceptado que lo del tamaño del gasto no es real, es muy probable que aparezca un segundo planteo: el problema es la enorme cantidad de empleados públicos. Veamos también si esto es así: según el mismo informe en la administración pública nacional trabaja el 4,9 por ciento del total de la población. En Noruega el 16,7, en Canadá el 9,0, en Brasil el 7,8 por ciento. ¿Y en Estados Unidos?: en 2006 trabajaban en el sector público 35.510.000 personas, lo que representaba el 12,1 por ciento de los habitantes de ese país. Proporcionalmente bastante más del doble que en Argentina.
Por lo tanto, es una zoncera insistir con el tamaño del gasto público. Se podría debatir mucho acerca de la calidad del gasto (y con razón), pero muy poco acerca del tamaño del Estado. Surge entonces la pregunta acerca de cuál es el motivo que lleva a un coro de voceros de esa zoncera a querer imponer la idea de bajar el gasto público. Como mínimo hay dos razones: primero porque son los sectores más ricos o de mayores ingresos de la sociedad y por ello, los que pagan más impuestos. Por lo tanto cuanto más chico sea el gasto público, menores serán las cargas tributarias necesarias para cubrirlos. Pero además a ellos no les interesa que el Estado gaste en educación, salud o seguridad porque mandan a sus hijos a escuelas privadas, tienen una buena prepaga y vigilancia en su cuadra o en su propia casa. Por lo tanto, es una carambola a dos bandas: si el Estado es más chico pagan menos impuestos para algo que nos les interesa que brinde, simplemente porque no lo utilizan.
Así que aquellos que sí necesitan de estos servicios del Estado no sean zonzos: no repitan esta frase hecha que en realidad los perjudica notablemente.
* Profesor de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Para comprender la actualidad recomiendo la letra de esta excelente zamba escrita por Hugo Ferrari, un autor uruguayo, e interpretada por Hernán Reyes. Invito a escucharla.

http://www.youtube.com/watch?v=Tm_l9XFZBV8

Disculpe.
Disculpe si no entiende lo que canto
tal vez hablamos lenguas diferentes
usted reniega siempre de estos pagos y yo
y yo quiero y admiro a nuestra gente
usted reniega siempre de estos pagos y yo
y yo quiero y admiro a nuestra gente
Usted siempre derrocha madrugadas
hablando de los cielos de otras tierras
en cambio yo comienzo mi jornada
contento de estar bajo estas estrellas
Disculpe si no me entiende
disculpe si no lo entiendo
usted habla por boca de otra gente y yo
y yo soy solo el eco de mi pueblo
usted habla por boca de otra gente y yo
y yo soy solo el eco de mi pueblo
Disculpe si lo digo a mi manera
usted siembra rencor y yo esperanza
usted envidia de otro su bandera
y yo adoro a mi celeste y blanca
Yo soy como el hornero y me retobo
mi patria es mi nido y la defiendo
en cambio ustedes son como los tordos
que quieren empollar en nido ajeno

sábado, 7 de noviembre de 2009

Dementia unius fit multorum opinio[1].
Encuestas de opinión.

La encuesta es para la real academia un conjunto de preguntas tipificadas dirigidas una muestra representativa, para averiguar estados de opinión o diversas cuestiones de hecho. Es un invento social, que aunque haya sido concebido en los términos más científicos es ante todo un instrumento ideado con fines políticos, fines que no son siempre evidentes. La palabra encuesta proviene del francés “enquete” y esta del latín “inquirere”, inquirir palabra que en Argentina llega a reemplazar a preguntar[2]. Puede observarse entonces que en su propio origen etimológico la encuesta lleva impreso su carácter de instrumento de manipulación puesto al servicio del interés de quien pregunta, ya que aplicado el criterio de igualdad de poder entre encuestado y encuestador descubrimos que existe una asimetría con fuerte saldo a favor de este último[3]. Quien interroga está en condiciones de hacer sentir su fuerza y poder ante el interrogado. Esto lo saben muy bien los abogados litigantes o de la fiscalía en los juicios penales orales en los cuales se induce al testigo a decidir entre dos explicaciones posibles para un hecho, una de las cuales destruye su historia. La pregunta ¿Ha ud. dejado de pegarle a su mujer? si bien podría ser cuestionada en un proceso judicial da una idea cabal de lo que se expresa, ya que cualquiera sea la respuesta lleva implícita una conducta reprochable: si se responde que si, implica que antes le pegaba y si se responde que no, no hay mucho que explicar. El diario Clarín virtual es realmente avezado en la trampa. Vemos el diario virtual del día lunes diecinueve de octubre y su encuesta: ¿Qué ha dejado principalmente de hacer por temor a vivir algún hecho de inseguridad? Como explicábamos la pregunta lleva implícito que la persona que va a contestar tiene temor a vivir un hecho de inseguridad y genera la idea de que la inseguridad es “el problema” y todos lo padecemos. Veamos otro ejemplo en el diario virtual del día 21.10.2009: ¿En las últimas semanas, ¿modificó sus hábitos de consumo por los aumentos de precios? La pregunta lleva ínsita una afirmación: Hubo aumentos de precios, razón por la cual sea cual sea la respuesta el encuestado dará por cierta la existencia de dicho aumento = inflación – tema que constituye junto con la inseguridad el comodín mediático para hostigar el gobierno cuando no aparece un tema que reditúe mayor desprestigio o mayor interés en el multimedio.
El recurso psicológico de las opciones.
Las encuestas enmascaran su fundamento democrático en la libertad de quien opina para optar y elegir cuando en realidad son un medio que reduce el número de alternativas. Reducen el contexto significativo del que surge la auténtica gama de opciones posibles expresando por ello opciones guiadas[4]. Sin embargo basan su fundamento ideológico - democrático y su apariencia inocua en la libertad de elegir o libertad de opción. Se trata de un recurso que hace posible la manipulación ya que palabras como libertad, opciones y elección evocan un poder que va más allá de la realidad de los beneficios que encierran. Mientras el más mínimo espejismo de una opción asome en el horizonte, rara vez elegimos centrar nuestra atención en las opciones que no tenemos. “Elegimos” para creer que se está jugando limpio y que gozamos de libertad, prefiriendo no analizar en profundidad la libertad de elegir. Cuando podemos elegir entre viarias alternativas nos cuesta creer que se puede tratar de una manipulación o engaño. Ello permite a los encuestadores otorgarnos una pequeña cantidad de libre albedrío a cambio de una imposición mucho mayor. Esa renuencia a analizar lo reducido de nuestras opciones proviene del hecho de que el exceso de libertad genera una suerte de angustia. La frase “opciones ilimitadas” suena muy prometedora pero una cantidad ilimitada de opciones en realidad nos paralizaría y anularía nuestra capacidad de elegir. Por eso el espectro limitado de opciones en cierta forma nos reconforta.
Encuestas de efecto o de campaña.
Diariamente se publican encuestas con fines publicitarios que se denominan “de efecto” o “de campaña”. Todos los diarios virtuales, que conforman la pata virtual del oligopolio mediático, enemigos declarados (mas no sus causas y motivos) del gobierno actual de Cristina Fernández, lo utilizan actualmente para golpear a éste. Se trata de una herramienta para conseguir adeptos o generar detractores. Las encuestas constituyen una presentación “científicamente convincente” de opiniones sociales o proyecciones electorales y son más creíbles y efectivas que un simple anuncio de campaña[5]. Hace más de medio siglo el psicólogo inglés Bartlett explicaba que un truco propagandístico consistía en el uso de figuras y estadísticas aparentemente concretas, ya que pocas personas están dotadas de verdadera facilidad para el empleo de los números y muchas menos para comprender críticamente el uso de las medidas estadísticas aún aquellas más sencillas. Destacaba que “cuando se cuantifica una declaración parece llevar la mayoría de las personas que la escuchan una certeza mayor y se acepta sin objeciones”[6]: los números no mienten parece ser la creencia inoculada en el imaginario colectivo. Se trata entonces de un recurso político que se vale de principios de psicología social para formar opiniones, consistiendo en la aplicación de determinadas reglas de la propaganda política, como son: la regla de la unanimidad y del contagio. Constituye un objetivo cohesivo dentro de la denominada guerra psicológica. Jean Marie Domenach en su estudio sobre la propaganda del nazismo, fascismo y comunismo explica que la mayoría de los hombres desean ante todo armonizar con sus semejantes. Rara vez osarán perturbar la armonía que reina en torno de ellos expresando una idea contraria a la de la generalidad; de lo que se infiere que una gran cantidad de opiniones públicas son, en realidad, una adición de conformismos, mantenidos porque el sujeto cree que su opinión es también unánimemente sostenida por quienes lo rodean. La tarea de la propaganda será entonces la de reforzar la unanimidad o la de crearla artificialmente: “el campo somos todos”.
Cuenta la autora que el estudio de las sociedades de abejas permitió formular la “ley del contagio psíquico”. El animal que forma parte de un rebaño es más sensible a la reacción de otros individuos del grupo que a estímulos exteriores. Esta ley de la simpatía inmediata, este dejarse llevar gregario, se encuentra también en las sociedades humanas. La unanimidad es al mismo tiempo una demostración de fuerza ya que uno de los fines esenciales de la propaganda es manifestar la omnipresencia de los adeptos y superioridad frente al adversario[7]. Maquiavelo recuerda en “El Príncipe” las palabras de Tito Livio sobre el hombre: “ex forocibus universis singuili metui suo obdeintes fuere”, es decir que los hombres cuando están todos juntos son audaces y que cuando cada uno empieza a pensar en el peligro que le amenaza es débil y cobarde[8]. Los manuales de guerra psicológica denominan esta táctica “unirse al vencedor”, también llamado “seguir a la masa”. Es un método que refuerza la tendencia natural de la gente a ponerse del lado del vencedor, y consiste en convencer a la audiencia de que el mensaje de la propaganda es resultado de un irresistible sentimiento de la masa al cual debe unirse. Todo el mundo (La gente[9], Los argentinos[10]) son expresiones que producen la impresión de que toda la audiencia está de acuerdo con las manifestaciones del medio de comunicación que las propaga y predisponen al que oye el mensaje a estarlo también. Esta táctica tiene éxito porque muchas personas temen quedarse aisladas y desean ardientemente estar de acuerdo con la mayoría. Así se consiguen nuevos adherentes y se consolidan los tibios. También permite que la audiencia no apruebe ciertas ideas, sugiriendo que son populares en grupos odiados o temidos por ella. En Córdoba, el experimento ha dado bastante resultado ya que basta con salir a la calle para escuchar a cualquier desconocido espetarnos en la cara comentarios despectivos respecto de la Presidenta y el gobierno nacional, sin tener conocimiento alguno sobre nuestra opinión. Se ha generado por tanto la idea de unanimidad. ¡Todos estamos en contra de este gobierno! En épocas electorales la regla de unanimidad y contagio, que como ya expresamos surge de la tendencia innata del hombre a congeniar con su grupo y su hábitat, succiona en forma centrípeta al individuo y lo integra en un clima globalizado culminando en el recurso de “vagón de cola” ya que se destina la encuesta a persuadir a todos los indecisos para que a última hora se sumen al tren de la victoria que ya sale de la estación electoral[11]. En la teoría de la comparación social de León Festinger la gente tiende a averiguar si sus opiniones son correctas y la tendencia a evaluar las propias opiniones o capacidades puede paradójicamente conducir a una modificación de ellas con el objeto de aproximarlas a las opiniones o capacidades de aquellos accesibles a su comparación. Al aumento de fuerza de la tendencia a evaluar la opinión particular aumenta la evaluación negativa de la disimilitud entre uno mismo y los otros que se utilizan con propósitos de comparación. Si se acentúa la importancia del grupo de comparación destacando la importancia de la capacidad de éste se incrementará la presión hacia la uniformidad: lo que implica que en momentos en que por la existencia de conflictos sociales aumenta la tendencia a evaluar la opinión de uno frente a los demás y ante la opinión abrumadora de la mayoría se tiende a conformar la opinión con esta última: “Si todos están con el campo, yo debo opinar mal acerca del gobierno.” Schachter por su parte demostró que la tendencia a asociarse con otros que estuvieran pasando por una experiencia similar se acentúa cuando los sujetos están ansiosos. De allí que el recurso del oligopolio mediático de plantearnos en crisis permanente, resulte útil también a estos fines: Como todos estamos en crisis, tendemos más aún a conformar nuestras opiniones conforme las reglas antes expuestas. Festinger señala asimismo, en su teoría de la disonancia, que el hombre tiene la necesidad de tener un conocimiento aparentemente congruente del mundo y sus relaciones es decir conocimientos que no tengan disonancias entre si. Por ello nos explica que es más fácil cambiar las propias creencias sobre lo que uno está por hacer o piensa que las referentes a una realidad concreta, ya que presumiblemente se puede modificar con más frecuencia el propio comportamiento que el ambiente: “Si todos están en contra, no podré cambiar la opinión de todos, pero si la mía propia”. Solomon Asch realizó durante la década del cincuenta del siglo pasado un interesante experimento. Su paradigma experimental es simple: Se pide a un sujeto que exponga su juicio acerca de un tema obvio luego de haber escuchado a una mayoría unánime (cómplice del experimentador) que había manifestado un juicio erróneo. Los sujetos experimentan un profundo conflicto y muchos se perturban emocionalmente. Si bien en una serie de pruebas la mayoría de los juicios es correcta, más de la mitad de los sujetos cometen errores que coinciden con el juicio de la mayoría unánime. La explicación de Asch es que los sujetos experimentan conflicto entre dos fuentes confiables de información: sus propios sentidos y los juicios de los demás. El conflicto es profundo porque en general la acción individual se basa en una mínima confianza de los juicios y percepciones propios y la acción social supone un mínimo de confianza en la percepción y juicios de los demás. Sin embargo Deutsch y Gerald sugieren que la conformidad con la opinión de la mayoría no está determinada por el hecho de percibir que los juicios de los otros son fuentes válidas de información sino que se basa más en razones emocionales, como por ejemplo el miedo a la desaprobación. Cualesquiera fueren las razones la conclusión es la misma: el hombre tiende a conformar su opinión a la de la mayoría que lo circunda.
El lenguaje como instrumento de propaganda.
En un trabajo anterior hemos expuesto la importancia del lenguaje en la construcción de la realidad[12]. En un reciente trabajo Hugo Presman[13] explica que con la caída del muro de Berlín se sepultó la palabra “pueblo” y emergió “la gente”. Ello es así dado que en la actualidad el recurso propagandístico de la regla de la uniformidad y contagio así como la totalidad de los recursos de las operaciones psicológicas se encuentran en manos del poder financiero internacional que gobierna del mundo detrás del trono y a quienes debe convencer respecto de la oposición a gobiernos populares es a vastos sectores de la clase media. En principio la clase trabajadora cuenta con su conciencia de clase, y si bien puede equivocarse en oportunidades, tiende a comprender en donde se encuentra el norte enemigo. Siendo así, el trabajo psicológico se realiza en sectores medios ilustrados, con cierta preparación académica, que sienten por lo general un profundo rechazo por el pueblo o los cabecitas negras, razón por la cual no puede utilizarse para integrarlos la palabra “pueblo” que conlleva para ellos una carga negativa y peyorativa. La nueva palabra es “gente” y el recurso ha sido escogido con cuidado. Como bien explican Joan Corominas y José Pascual, en su monumental obra, en América y concretamente en Colombia y Argentina el término gente empleado como predicado tiene el sentido de “gente decente”, o “persona” por oposición a animal: fulano es muy gente = es una persona muy correcta. Entonces si la “gente” dice y opina que este gobierno es nefasto el contagio debe ser inmediato; lo dicen las personas decentes y correctas luego es verdad.
Como quebrar el principio.
Dado que el sistema opera de manera sistemática multiplicando su voz a través del multimedia comunicacional, y aún no pueden apreciarse y hacerse sentir los profundos efectos que tendrá la aplicación de la nueva ley de servicios audiovisuales, quienes deseamos oponernos al sistema defendiendo un proyecto de Nación, contamos con el recurso de la palabra en el diálogo personal, sin olvidar por supuesto el vasto campo que encontramos en la red de redes. Es imperativo entonces des-estructurar el discurso único en contra del gobierno, haciéndole saber a quien tenga la falta de buenas maneras y la capacidad para espetarnos cualquier improperio en contra de este, que no compartimos sus ideas (quien dice lo que quiere, tiene que escuchar lo que no quiere) y que existen muchos otros que piensan al igual que nosotros, amén por supuesto de explicarle las importantes medidas llevadas adelante por el gobierno de la Presidenta Cristina Fernández y los intereses a los que se ha enfrentado. Por otra parte deberemos enseñar al pueblo a valorar críticamente las encuestas preguntándose siempre: ¿Qué consultora la hizo? ¿a pedido de quien? ¿cómo se redactaron las preguntas? ¿cuál fue el universo analizado?. Así ayudaremos a que en el 2011 no nos la vuelvan a contar los (intereses) Duhales, los (in) Sola (do), los (in) Morales, los Aguad(os), los Julio Cesar Bobos, los (Des) Carrio y cia. en su carácter de voceros y empleados del poder financiero global.

[1] Un loco hace ciento si le dan lugar y tiempo.
[2] Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico. Corominas Pascual. Sub voce querer.
[3] Los manipuladores de cerebros. Herbert Schiller. Pág. 151.
[4] Los manipuladores…pág. 154.
[5] Marketing político electoral para municipios, Santiago – Varela. Ed. La Crucia. Pág. 51
[6] La propaganda política. F. C. Bartelett. Pág. 90.
[7] Jean Marie Domenach, La propaganda política. Pág. 70,71, 80
[8] Nicolás Maquiavelo. El Príncipe. Pág. 145.
[9] Diario Perfil: “Encuesta exclusiva: La gente cree en un resurgimiento radical y en Cobos como su lider. http://www.perfil.com/contenidos/2009/04/05/noticia_0015.html
[10] Diario Perfil: Los argentinos creen que la economía está mal y empeorará. http://www.perfil.com/contenidos/2009/09/10/noticia_0008.html
[11] Teoría y práctica de la propaganda contemporánea. Cesar Hidalgo Calvo. Pág. 75
[12] El lenguaje y la propaganda política.
[13] La batalla política del lenguaje (http://www.presmanhugo.blogspot.com/)

domingo, 1 de noviembre de 2009

Asignación universal por hijo y “La plata de los jubilados”.

A mi, Turello, Carrio y Cia. no me lo van a contar!
Una de las objeciones que han planteado los esbirros del establishment nacional es que la financiación provenga de la Anses o como ellos prefieren llamarla: “la plata de los jubilados”. La verdad es que no deja de sorprender la caradurez, desfachatez y falta de honestidad no solo intelectual sino de toda clase, de estos señores bian. Hace menos de un mes el cardenal Bergoglio desde el hotel Alvear (el más lujoso de la ciudad Capital) y junto a Roberto Dromi, autor jurídico intelectual del desguase del estado (recordemos el apotegma: Nada de lo que deba ser Estatal permanecerá en manos del Estadohttp://www.youtube.com/watch?v=euvM7jG15w0), le reclamaba a este gobierno por la pobreza. Ahora que el gobierno toma una medida que aparece como la más trascendental en la materia desde los gobiernos del General Peron, cuestionan la procedencia de los fondos. La suerte que tenemos los argentinos es que muchos tenemos memoria y a mi estos señores no me la van a contar. En primer lugar porque los fondos no son el capital de los jubilados sino que serán financiados por las ganancias del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de las Jubilaciones, que acumula 134.602 millones de pesos, y que en 2010 dejaría una rentabilidad de 12.000 millones, lo que constituye un destino justo de los fondos del pueblo argentino, y en segundo porque si el gobierno intenta establecer nuevos impuestos los sectores a los que representan son los que primero se van a oponer como lo hicieron con la resolución 125. De ese modo imponen una lógica en la que es imposible sacar del núcleo duro de la indigencia a una importante cantidad de personas ya que cuando están en la oposición cuestionan la pobreza, pero cuando gobiernan como el Sr. Gerardo Morales, subsecretario de desarrollo social de De La Rua, no solo no le dieron este beneficio a los hijos de los trabajadores en negro y a los desempleados sino que le rebajaron el 13 por ciento a las asignaciones familiares de los trabajadores en blanco y le bajaron el trece por ciento a los jubilados que cobraban $300 http://www.clarin.com/diario/2001/07/17/e-286011.htm . Palos porque bogas, palos porque no bogas. El gataflorismo de estos señores se justifica en sus intereses y el de sus patrones del establishment financiero, pero cuesta entender el de muchas personas que no llegan a decodificar la trascendencia de la medida.
Dignidad.
Esta medida dignifica a todos los niños al darles y reconocerles el carácter de personas. A partir de este momento el Estado los reconoce y se compromete en su vida económica social. ¿El monto alcanza? Siempre será necesario sumar más para construir una sociedad socialmente justa, pero sin embargo cabe destacarse que el monto de $180 representa más del 80% del valor de la canasta básica para una persona.
Hacer memoria.
Estos señores que despotrican contra el origen de los fondos para la medida son los que durante más de quince años permitieron que una banda de empresarios privados se quedara con la plata de los jubilados a través de las AFJP y desfinanciaran al Estado hasta arrinconarlo en una posición que lo obligó, entre otros factores, a declarar el default en 2001 como bien lo explica Alfredo Zaiat http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/113765-36113-2008-10-22.html. Este tuvo como uno de sus impulsores la propia estructura del sistema previsional privado, que poseía el germen del default. Teniendo en cuenta que la deuda del sector público nacional se incrementó en 66.500 millones de dólares entre diciembre de 1994 y de 2001, el sistema de AFJP explica por sí sólo 41.300 millones de dólares de ese aumento (el 62 por ciento). Ese monto surge de 31.800 millones de dólares de emisión de títulos públicos para compensar los fondos no ingresados, a los que se sumaron 9500 millones de dólares por el costo del endeudamiento por este concepto, con una tasa de interés promedio de 9,6 por ciento anual. Además de ello los principales ejecutivos de las administradores de fondos de pensión cobraron cifras fabulosas en concepto de sueldos, premios y bonificaciones de acuerdo a los registros de las propias compañías que prueban que entre las diez AFJP que operaban en el mercado 150 ejecutivos cobraban cerca de 200 millones de pesos por año, aún cuando las inversiones realizadas dieran pérdida. Otro dato: durante los quince años de administración privada se pagaron con la “plata de los jubilados” comisiones a las AFJP por el obsceno monto de 9000 millones de dólares sin que el Sr. Juan Turrelo levantara su pluma para cuestionar el destino de la plata de los jubilados. Algo más para decir? Si. A mi, Turello, Carrio y Cia: No me lo van a contar.

lunes, 26 de octubre de 2009

Derrotismo

Derrotismo.
Para vencer un peligro,
Salvar de cualquier abismo,
Por esperencia lo afirmo,
Más que el sable y que la lanza
Suele servir la confianza
Que el hombre tiene en sí mismo
[1].

El mundo actual y el rol de la Argentina.

El texto lo tomo y transcribo de Claudio Díaz ya que por su claridad resulta paradigmáticamente didáctico. Nos dice el autor: La globalización, mundialización del gran capital, impuesta por las corporaciones transnacionales intenta sentar las bases de un nuevo orden imperial, que con la eliminación de la figura del Estado - Nación, pretende organizar económicamente al planeta como una unidad de producción exclusiva. El mundo es concebido como una gran plutocracia donde cada región debe someterse al rol que se le adjudica previamente, de acuerdo a su influencia en el mapa del poder universal. De un lado se agrupan los países más avanzados tecnológicamente y con capacidad nuclear; del otro los que cumplen tareas industriales; y en un tercer espacio aparecen los agrarios o abastecedores de materias primas. No todo es tan lineal, porque en algunos casos hay territorios que cumplen dos funciones al mismo tiempo. Para esta parte del cono sur el esquema prevé que el desarrollo industrial debe estar encabezado por Brazil, mientras que la Argentina puede acoplarse como socio menor, ya que su mayor aporte al mercado mundial debe provenir de la generosidad para ceder energía, recursos minerales y alimentos, aunque fronteras adentro no se le pueda asegurar un plato diario de comida a sus 40 millones de habitantes[2],[3]. Solo cabe agregar entonces que la actualidad argentina nos muestra un país en camino a una elección para la cual faltan dos años en la que, sin perjuicio de la distancia, las opciones están planteadas y se trata de las mismas que han persistido a lo largo de toda nuestra historia con un resultado que está a la vista. Se trata por un lado de un modelo agroexportador, en el cual el país se conforme con el rol de proveedor de materias primas a los países industrializados[4] o con un país industrial con capacidad para transformar la materia prima otorgándole valor agregado con trabajo argentino. Quienes sostenemos la necesidad de un país industrializado tenemos ya en claro donde está el enemigo.
Las cartas están echadas y el complejo mediático ya ha tomado posición por el primero de los modelos, procediendo en consecuencia en una guerra sin cuarteles en contra del gobierno de Cristina Fernández que ha adoptado medidas que pueden situarse en el segundo modelo[5].
Derrotismo.
La guerra psicológica[6] consiste en un plan de acciones psicológicas bien meditadas, dirigidas a influir en las emociones, actitudes y conducta de grupos enemigos, neutrales o amigos, de modo que favorezcan determinados intereses. Cuando se trata de enemigos, las operaciones están destinadas a suscitar en él un clima mental, una atmósfera, consciente o inconsciente, de prederrota, de inevitable fracaso de todos sus propósitos. Se trata, en concreto, de desmoralizar al enemigo. A ello se llega mediante la generación en él, o en los adversarios, de un clima mental, una serie de senti­mientos que, conduciéndolos por las sucesivas etapas del miedo, del pánico, de la desorientación, del pesimismo, de la tristeza, del desaliento, etc., los lleve a la derrota. Las operaciones psicológicas pueden tener objetivos cohesivos o disgregadores según se pretenda unir a los miembros del grupo que constituirá la audiencia – blanco o enemistar a los individuos dentro de un grupo o a distintos grupos dentro de la sociedad.
Uno de los más importantes objetivos disgregadores consiste en provocar desánimo o derrotismo, rebajando la moral de los miembros de un grupo con el objeto de reducir su fuerza[7]. La moral no es más ni menos que el coraje que existe en determinados grupos de personas unidas por vínculos comunes y que tienen confianza en sus jefes[8], ésta última es la seguridad que alguien tiene en sí mismo y es el motor que permite psicológicamente sortear con éxito las brechas y problemas que se deben enfrentar en la vida y en toda empresa como lo enseñaba el inmortal Gaucho de José Hernández. El derrotismo es entonces la tendencia a propagar el desaliento en el propio país con noticias o ideas pesimistas acerca del resultado de cualquier empresa, entendida ésta como emprendimiento o política[9]. El desaliento es el decaimiento del ánimo y el desfallecimiento de las fuerzas y su consecuencia la aceptación del resultado, la derrota, antes de la batalla convirtiéndose así en un caso de profecía autocumplida: Si pienso que voy a perder inexorablemente mi ánimo no me permitirá obtener otro resultado. Richard Nixon decía que “Sólo es vencido el que se da por vencido”. La realidad demuestra que en todos – por mucho valor que exhibamos exteriormente – hay incertidumbres íntimas que nos impulsan a entregarnos mentalmente, o en otras palabras a adoptar una actitud derrotista[10]. Si a ello se agrega que el ser humano es en extremo susceptible a los humores, a las emociones e incluso a la forma de pensar de aquellas personas con las que comparte su tiempo, el desánimo tiene la capacidad de correr como reguero de pólvora. En épocas de crisis existe una mayor tendencia a la depresión, razón por la cual si a ésta que es una enfermedad bio-psico-social que afecta el estado de ánimo y la capacidad mental, física y comportamental de las personas, se la potencia con mensajes negativos, el resultado es devastador ya que la tristeza depresiva se expresa en una visión pesimista de la persona y del mundo exterior, en un sentimiento de impotencia y fracaso. Existe una profunda insatisfacción, una vivencia de desvalorización y auto depreciación. Dada la importancia de la confianza en la población de un país, todos los códigos de justicia militar castigan como delito el derrotismo en tiempo de guerra, pero ello no rige en tiempos de paz y menos aún para los civiles, lo que permite un importante margen de maniobra para el enemigo que no por poco visible es menos real.[11]
La propaganda constituyó el instrumento de la guerra psicológica y fue la principal arma política y militar de los estados modernos, hoy al servicio del gran capital transnacional que gobierna el mundo detrás del trono[12]. En este nuevo imperialismo ya no es un Estado que somete a otro, o para decirlo con más precisión: una potencia que arrasa a un país secundario, ubicado en los arrabales del centro mundial. La pretendida dueña de todas las cosas es una elite casi anónima que no tiene nacionalidad. Es multinacional el dominio[13].

La propaganda democrática y republicana. Todo negativo (TN)

El psicólogo inglés F. C. Bartlett sostenía, ya en el año 1941, que la base de toda propaganda en democracia son las noticias[14] y que parece haber en el pensamiento social una preferencia inherente por los aspectos negativos. Explicaba que los comentarios negativos de los periódicos pueden no significar otra cosa que la oposición o la lucha contra alguna autoridad, pudiendo considerarse como una diversión que encierre en su fondo una serie de motivos oscuros relacionados con un antagonismo a las formas establecidas de gobierno. Ratificaba que por esa razón toda forma conocida de propaganda política con éxito, habrá de contener el elemento de crítica negativa[15].
El derrotismo como objetivo disgregador e instrumento de destrucción de la moral nacional ha sido llevado al extremo durante el último año y medio. El complejo mediático con el grupo Clarín al frente ha utilizado todos los recursos para hacernos perder la confianza para sostener un modelo alternativo al del monocultivo que pretende asignarnos el capital transnacional.
Es importante destacar que la propaganda no puede crear “per se” condiciones psicológicas. Opera sobre situaciones psicológicas preexistentes, ya dadas y en nuestro país se trabaja sobre una población que, como enseñaba Jauretche, es el fruto de una educación que tiene en su base la autodenigración como zoncera sistematizada[16]. Basta aproximarse a cualquier medio de información o simplemente salir a la calle para oír a algún tilingo repitiendo aquello de “este país de m…”. Es esa actitud disminuida como argentinos, sobre la que opera, por la cual los tilingos están al acecho de los baches de las calles, el corte de luz o de agua corriente, la falta de horario del transporte, el vidrio o la ventanilla rota, para dar satisfacción a su masoquismo. Hay algunos que llegan a tal extremo que parecen desear que su mujer los engañe para poder decir que los argentinos son unos cornudos.[17] La excelente parodia, del periodista que transmite desde el ministerio de economía, de Peter Capusotto exime de mayores comentarios[18].
El diplomado en operaciones psicológicas por la Escuela de Guerra Especial del Ejército de los E.E.U.U., Frade Francisco Merino, enseña que en las operaciones psicológicas en general es preferible apelar a los sentimientos de la audiencia para despertar las emociones que lleven al estado de ánimo que favorezca los fines propios: el amor, el patriotismo, la felicidad, la ira, el odio, el terror, la desesperación, el desánimo, los que según el objetivo que se busque, pueden ser despertados por los medios de comunicación. Poniendo como ejemplo el terror, nos dice que se procurará salpicar el mensaje de palabras que hagan una llamada a la misma, es decir tales como aniquilación, destrucción, pánico, muerte, locura, desesperación, sangre, etc. No hace falta que el mensaje sea muy largo, unas pocas frases en tono menor pueden producir el efecto depresivo buscado[19]. Bajo el mismo esquema de análisis si se buscara desmoralizar a la población habría que utilizar palabras tales como crisis, caída, derrumbe, etc. Como para muestra basta un botón vale analizar el diario Clarín, en un conteo en el último año, que no es exhaustivo,: (Departamentos: caen las ventas, pero no los precios (19.3.2009); Caen las ventas de autos y los planes de producción cambian (7.10.2008); El campo ajusta fuerte su negocio: caen las ventas de los insumos(17.11.2008) Caen las expectativas económicas (9.9.2009) Caen muy fuerte las expectativas de los empresarios (31.10.2008) Los consumidores, con las expectativas en caída libre (17.2.2009) 23/10/2009 PREVISIONES Caerá 5% el consumo de vino este año; 23/10/2009 PARA EL GOBIERNO, FUE PORQUE SE APLICARON "POLITICAS ANTICICLICAS" El superávit se derrumbó en septiembre 22/10/2009 El superávit fiscal cayó en septiembre al nivel más bajo de los últimos seis años; 21/10/2009 CIFRAS DEL INDEC PARA SEPTIEMBRE Se desplomaron las exportaciones y cae 43% el superávit comercial; 19/10/2009 INFORME DE LA CONFEDERACION ARGENTINA DE LA MEDIANA EMPRESA Día de la Madre: caída en las ventas minorista; 19/10/2009 CONCLUSIONES DE UN ESTUDIO PRIVADO El crédito privado no repunta, pese a la suba de los depósitos 15/10/2009 EN EL AÑO ACUMULA UN DESCENSO DEL 1,2% La demanda de energía eléctrica volvió a caer 15/10/2009. En agosto, volvió a caer el turismo extranjero en el país. 14/10/2009 EDITORIAL. Caída en índice de desarrollo social 12/10/2009 HAY SECTORES QUE YA LLEVAN DOS AÑOS DE RETROCESO Hubo un derrumbe en la producción de bienes durables, dice el INDEC 20/08/2009 En julio, otra vez cayeron con fuerza importaciones y exportaciones 03/07/2009 EL PBI ARGENTINO PODRIA CAER ENTRE 0,3% Y 0,9% ADICIONAL POR LA CRISIS SANITARIA La Gripe A profundiza los pronósticos de recesión 2009; 22/05/2009 SE REUNIERON LAS ENTIDADES PATRONALES, CON LA AUSENCIA DEL CAMPO Preocupación empresaria por una nueva caída de las ventas).
Cuando la agrupación juvenil peronista “La Campora” en medio del conflicto del Estado Argentino con el campo privilegiado, rebautizó a TN (Todo Noticias, el canal más importante del Grupo Clarín) como Todo Negativo sabía de qué hablaba. Como esos recuerdos marcados a fuego en la infancia recordaban las palabras de Raúl Ricardo Alfonsín en el año 1987 en las que se refería al eje central del multimedio, el Diario Clarín: “Uds. tienen un ejemplo hoy les pido que lean el Clarín que se especializa en titular de manera definida como si realmente quisiera hacerle caer la fe y la esperanza al pueblo argentino. Sabemos que es un opositor acérrimo … sabemos también que es éste tipo de artículos el que aparece cotidianamente en el diario…porque la forma falaz en que está presentada la noticia de una disminución de la desocupación en la Argentina es un ejemplo vivo contra lo que tenemos que luchar los argentinos. Este no es un tiempo para flojos a toda la dirigencia argentina sin excepción entre la que me incluyo; frente a tanto negativismo, frente a tanta crítica, si no fuera por el pueblo argentino, si el pueblo de la nación fuera lo que Clarín dice que es, estaríamos todos destrozándonos entre nosotros.”[20]
Destinatarios de la propaganda democrática y republicana.
En su libro “El poder y la opinión” Alfred Sauvy analiza las actitudes de derrotismo y coraje y distingue cinco variantes: 1) Trabajar por la derrota. 2) Esperar la derrota y regocijarse cuando llega, pero no obstante, sin trabajar por ella. 3) Temer la derrota sin resistir ese temor. 4) Combatir el temor de la derrota y alimentar la esperanza. 5) No considerar ninguna posibilidad de derrota. Siguiendo el análisis de nuestra actualidad Sauvy nos dirá que en los grupos 1º (quienes sostienen el modelo de país agroexportador del monocultivo) y 2º (quienes conforman el medio pelo jauretcheano) la propaganda del capital transnacional ejercerán una acción de mero mantenimiento y confortación y en la 2º intentará causar más efecto tratando de hacer pasar del sentimiento al acto, de una esperanza vergonzosa a una traición práctica. Sobre los grupos 4º y 5º quienes sostenemos la necesidad del país industrializado intentaremos idénticos fines. Pero el grupo que ofrece el terreno ideal para la propaganda enemiga del país es el 3º. Quienes temen la derrota pero no descartan esa idea son tan vulnerables que el enemigo explotará, como ya lo hemos visto supra, el segundo aspecto – el sentimiento de la posibilidad de la derrota – para llevarlos al derrotismo. Se pretende agotar la reserva moral de aquellos que apoyan el proyecto pero temen la derrota, para que una minoría pseudo ilustrada, con un racismo a flor de piel, vuelva a recuperar el manejo de la economía para ponerla al servicio del capital extranjero y no del pueblo argentino, ante el desánimo y falta de fuerzas para defender aquello que se pinta como negro. En el manual de guerra psicológica del Estado Mayor Español se indica que contra los partidarios del gobierno (el que hoy encarna el proyecto que se pretende destruir) lo más eficaz es desanimarles, descorazonarles y minar su moral para al fin hacerles perder la confianza en el gobierno. Para ello se explotan las dificultades que éste encuentra en la realización de su labor y se divulgan supuestas atrocidades y abusos[21].

El rol del pensamiento nacional.
Todos aquellos que sostienen que el destino de realización de la República Argentina se encuentra en un país industrial, debemos tener en cuenta lo expuesto y obrar en la unidad no permitiendo que intereses mezquinos nos separen y dividan permitiéndole al enemigo realizar la Restauración conservadora que inexorablemente desarrollará su proyecto con la exclusión del sistema de grandes masas de argentinos, como ya ocurrió en la década pasada a partir del modelo impuesto por los genocidas en el año 1976. Así como sobre el 3º grupo el enemigo puede actuar sobre el segundo elemento, nosotros tenemos la obligación de actuar sobre el primero – el miedo a la derrota – para transformarlo en la decisión de defenderse sin pensar en retroceder.
[1] Martín Fierro. José Hernández.
[2] Claudio Díaz. Diario de guerra. Pág. 170,171.
[3] El modelo agroexportador se constituye sobre la base de la exclusión y es el paradigma de la patria chica. Raúl Scalabrini Ortiz y Arturo Jauretche lo enseñaban ya con claridad hace más de cincuenta años. Nos dice Scalabrini: En la maniobra de absorción de la riqueza de una nación por otra, que caracteriza la operación internacional históricamente denominada “imperialismo económico” la víctima ineludible es el pueblo de la nación explotada. El explotador (en la actualidad el capital financiero transnacional) puede mantener – y siempre mantiene – un grupo de personas o una parcialidad y hasta una clase social, en un nivel de vida que hasta puede llegar a ser superior a la que le hubiera correspondido en una nación independiente (el campo privilegiado). Es una comisión a los administradores que gozó siempre nuestra oligarquía, conscientes en su función de capataces de la colonia. La verdadera ganancia del explotador es el resultado de la suma de los millones de pequeños sacrificios sonsacados a la inmensa mayoría del pueblo. Y ese es el tremendo problema de la Argentina con Gran Bretaña. La industria Argentina que se creo en el tiempo en que estuvo relajada la dominación británica, elevó el nivel de vida del promedio humano argentino. La elevación del nivel de vida eliminó el infra consumo de nuestras muchedumbres depauperadas. Al aumentar los consumos argentinos, la mercadería exportable disminuyó hasta límites intolerables para Gran Bretaña. Para aumentar nuestra exportación es indispensable que nuestro consumo disminuya. Para que disminuya, es indispensable hacer bajar el nivel de vida de las grandes masas proletarias. Para hacer bajar el nivel de vida de las masas proletarias hay que eliminar el factor que lo hizo elevar: la industria. (Forjando una nación Scalabrini Ortiz y Jauretche en la revista “Que sucedió en siete días” pág. 34,35.) Ahora Jauretche: La relación adversa de los términos del intercambio, consiste simplemente, en saber que el proceso de transformación de la materia prima va incorporando costos a la misma y que éstos son absorbidos, en las distintas etapas de la transformación, por el salario y el capital del país donde se industrializa, de manera tal que las materias primas, en cuanto productoras de riqueza, sólo benefician en la primera etapa al país que las produce y exporta en bruto, mientras se le incorporan riqueza en cada etapa de la transformación, en el país que las transforma. (Así, al que exporta hierro o lana sólo le queda lo correspondiente a la producción minera o ganadera, mientras que el proceso que va del hierro o la lana a la máquina o el traje va dejando, en el país que importa la materia prima, todos los costos de las sucesivas modificaciones, a los que se incorporan los costos de los instrumentos utilizados, desde el transporte y el seguro, a la remota labor de los que preparan las máquinas usadas en la transformación, sumados a la transformación misma. Con esto quiero decir que la valorización primaria es la única que beneficia al país productor de la materia, mientras que el país transformador incorpora los aumentos, o las economías originadas por el desarrollo técnico, a la capacidad de su propio mercado. Así, si a principios de siglo equis kilos de lana permiten comprar una locomotora, treinta años después hacen falta cinco o seisveces más de lana para el mismo cambio, pues, en el mejor de los casos, el aumento del valor absoluto de la lana es un aumento que no compensa los innumerables aumentos correspondientes a los innumerables momentos de la transformación. Esta aclaración no es exactamente técnica, pero permite dar una idea al profano de en qué consiste ese enunciado un poco misterioso "de la relación adversa de los términos del intercambio")
[4] Que mejor exponente que Mauricio Macri en el programa del autor ideológico de todos los golpes de estado desde 1955 a 1976, Mariano Grondona, para expresarlo: “Si seguimos siendo el granero del mundo, ¿por qué no arreglamos esto de una vez y aprovechamos para entrar al mercado chino e indio que piden a alimentos a los gritos? Para la maquinaria pesada están los alemanes. Hora clave. 8 de junio de 2008.
[5] Para citar solo algunas: recuperación de la fábrica militar de aviones, recuperación de aerolíneas argentinas, recuperación de los fondos de las AFJP, subsidios a la industria, establecimiento de barreras a la importación con medidas antidumping, recuperación de salarios, establecimiento de paritarias como modo de discutir salarios, establecimiento de limitaciones al ingreso de capitales golondrina, nuevo esquema comunicacional.
[6] Se trata propiamente de operaciones psicológicas (los reglamentos militares norteamericanos las denominan psy – op por psychological operation), sin embargo lo denominaremos así en atención a que el nombre “guerra psicológica” ha tomado carta de naturaleza, y se utiliza en la mayoría de libros y artículos que se escriben en el mundo sobre la especialidad.
[7] Frade Francisco Merino. La guerra psicológica. op. Cit. Pág. 55.
[8] Edgard Glover. Psicología del miedo y del coraje. Pág. 44
[9] www.rae.es
[10] Edgar Glover. Op. Cit. Pág. 72
[11] El código de justicia militar argentino tipifica el delito en el art. 622 (traición) inc. 15. Divulgar intencionalmente noticias que infundan pánico, desaliento o desorden en las fuerzas armadas nacionales o aliadas y lo reprime con una pena de reclusión indeterminada y degradación pública.

[12] Salbuchi Adrian. El cerebro del mundo. Pág 57.
[13] Claudio Díaz. Diario de guerra. Clarín el gran engaño argentino. Pág. 47.
[14] La propaganda política. F.C. Bartlett. Fondo de cultura de México. Pág. 135
[15] F.C. Bartelett. Op. Cit. Pág. 77.
[16] Arturo Jauretche. Manual de zonceras argentinas. Pág. 96
[17] Arturo Jauretche. El medio pelo en la sociedad argentina. Pág. 304.
[18] http://www.youtube.com/watch?v=wAi25J0jdRk&feature=related

[19] Frade…op. Cit. Pág. 129
[20] http://www.youtube.com/watch?v=jN5AIeGRby8

[21] Frade…Op. Cit. Pág. 153

Operación pánico diestro


Operación Pánico Diestro
No hay peor fascista que
un burgués asustado.[1]

Seneca solía decir que nadie se aterra sin perder un poco de su buen sentido[2]. Ello fue comprendido durante la primera mitad del siglo veinte por los psicólogos sociales que conformaron los instrumentos de la guerra de nervios o guerra psicológica[3]. Esta última consiste en un plan de acciones psicológicas bien meditadas, dirigidas a influir en las emociones, actitudes y conducta de grupos enemigos, neutrales o amigos, de modo que favorezcan determinados intereses. Cuando se trata de enemigos, las operaciones están destinadas a suscitar en él un clima mental, una atmósfera, consciente o inconsciente, de prederrota, de inevitable fracaso de todos sus propósitos. Se trata, en concreto, de desmoralizar al enemigo. A ello se llega mediante la generación en él, o en los adversarios, de un clima mental, una serie de senti­mientos que, conduciéndolos por las sucesivas etapas del miedo, del pánico, de la desorientación, del pesimismo, de la tristeza, del desaliento, etc., los lleve a la derrota. Para poder realizar las operaciones psicológicas es necesario valerse de todos, absolutamente todos, los me­dios técnicos de la difusión –prensa, radio, cine, comunicaciones, televisión, etc. –. [4] En la actualidad, la existencia del monopolio mediático[5], brazo fundamental del capital transnacional (que gobierna el mundo detrás del trono[6]), nos coloca en la lamentable situación de padecer de manera permanente dichas operaciones siendo un imperativo conocer su funcionamiento para así defendernos de él.
Como se explicara supra, el miedo constituye un factor de descompensación psicológica y es un estado psíquico reflejo, establecido inconscientemente, incontrolable, que paraliza las actividades y detiene asimismo toda defensa. Se produce cuando el instinto de conservación se ve acosado por un hecho exterior que amenaza la integridad física o moral del individuo. El que tiene miedo, ya se sabe, pierde toda posibilidad de defenderse. Este estado psíquico del miedo atraviesa por distintas etapas ascendentes: la prudencia, la cautela, la alarma, el temor controlable, la ansiedad, que puede hacerse angustiosa y hasta desesperada, el pánico y, finalmente, el terror[7]. En los estadios más graves del estado psíquico del miedo, encontramos el pánico, que tiene lugar cuando el hombre no divisa ni vislumbra en detalle el objeto temible y manifiesta una ansiedad angustiosa o se manifiesta a través de la angustia cuando lo presiente o avista, o de desesperación ante su proximidad y se pone en evidencia cuando el hombre pierde completamente el control. La palabra pánico proviene de la mitología griega, en la cual Pan era el dios de la naturaleza, vivía en el campo controlando ríos, bosques, manantiales y animales de pastoreo. Era bajito, con piernas de cabra y tremendamente feo. Dormía la siesta y cuando un viajero interrumpía su actividad, Pan irrumpía en el camino con un alarido que congelaba la sangre y que se decía que provocaba piloerección. Su chillido era tan intenso que había provocado la muerte a varios transeúntes. Pan en griego significa “todo”. Por la relación con lo descripto, el violento e inesperado miedo generalizado fue denominado “pánico”. Los estudiosos de la psicología explican que los mitos constituían el medio a través del cual los griegos explicaban los complejos psíquicos de los humanos. Enseñan también que la mayoría de nuestros temores irreales tienen sus raíces en la infancia. El ruido es entonces un factor que intimida, asusta, petrifica y el chirrido de Pan no es otra cosa que la explicación de nuestro temor a aquél. El ruido siempre ha atemorizado desproporcionadamente al hombre. Los niños en la cuna tienen miedo del ruido. Se sobresaltan del ruido de la tapa de una tetera, un sonido grato a los oídos de un adulto sediento. El público civilizado que concurre al cine siente que se le pone la piel de gallina ante un ruido sorpresivo. El ruido de una bomba de estruendo que explota acelera los latidos de nuestro corazón aunque la razón nos diga que la bomba no es para nosotros ni puede causarnos daño[8]. El término “ruido” proviene del latín rugitus, rugido, que en el latín vulgar tomó el sentido de estruendo[9]. De la misma raíz procede el término rumor, que significa “ruido”, “rumor”. Una de las técnicas especiales de las operaciones psicológicas lo constituye este último. El rumor es un ruido intimidatorio que consiste en un informe específico sobre un asunto que interesa a mucha gente, de autenticidad dudosa y origen no comprobable que pasa de persona a persona, generalmente por vía oral. Es función de la importancia del asunto multiplicada por la ambigüedad de noticias en ese momento y la falta de hechos concretos. Se extienden impulsados por el miedo y su iniciación tiene origen en agentes enemigos, hoy dueños del monopolio mediático. La noticia constituye un recurso distinto de la guerra psicológica, pero el monopolio actual y su falta de seriedad han convertido al rumor en noticia. Valga como ejemplo de ello las notas publicadas sin firmar[10], la exagerada utilización del recurso del “off the record” y las fuentes no citadas. El hombre es por naturaleza un soñador y cuando las cosas marchan mal piensa en la catástrofe[11].
El mundo actual y la operación pánico diestro
Cuando en la segunda mitad del año pasado se desató la crisis financiera internacional, muchos pensaron que el neoliberalismo, con sus ingentes injusticias y saqueos, había llegado a su fin. Los presidentes de los países que habían apoyado sin cortapisas dicho latrocinio en razón de beneficiarse con él, entre ellos Francia, Alemania, EE.UU., se pronunciaban a favor de la intervención del Estado en la economía, postura que puede considerarse de izquierda y profundamente antagónica con la sustentada y difundida a través del más que derecho consenso de Washington. Sin embargo, a poco de andar, el capital transnacional y los países nombrados, no sólo no han apoyado dicha intervención sino que, cuando la han llevado adelante, ha sido para socializar las pérdidas. Véase sino el caso de EE.UU. y el Citibank. Claro está que existen quienes sostienen que dicho poder no sólo intentará mantener el status quo sino que intentará agravarlo conduciéndonos hacia un gobierno mundial[12]. Sea cual fuere el escenario, lo cierto es que dicho poder generará infinidad de operaciones psicológicas a través del poder mediático valiéndose del miedo como vector de conducción de conductas. Enrique Lacolla lo expone claramente de la siguiente manera: “El miedo se ha convertido en el invitado de todos los días en los medios de comunicación. Y cada vez abarca a círculos más amplios de gente. Los elementos que producen el caos existen, desde luego. Pero en la maraña informativa que lo ilustra que enfatiza son consecuencias y no las causas que lo producen. Los coches bomba, los terroristas suicidas, el desempleo que crece y alcanza ya a las naciones industrializadas, la inseguridad, la droga, el desorden económico y las plagas que no cesan de aflorar de un tiempo a esta parte a lo largo y a lo ancho del planeta –el sida, la gripe aviar, la gripe porcina, el calentamiento global-, son vectores de miedo a gran escala. Frente a esta avalancha de informaciones nefastas, ¿no llegará el momento en que la opinión mayoritaria, poco predispuesta al análisis circunstanciado de los problemas, reclame un solo gobierno mundial para oponerse al caos general que se instala en el planeta? El fomento de la ansiedad y la incertidumbre puede ser el expediente maestro para lograr ese punto de ruptura psicológica.”[13] Ello así en razón de que, por una parte, y como ya se ha explicado, ante el miedo la persona se aísla, se recluye, se vuelve más vulnerable y ello se traduce en una desconfianza recíproca co­lectiva que des-une. Como lo saben muy bien los niños, es menos probable que nos sintamos atemorizados cuando estamos en buena compañía. Por otra parte, ante el miedo y obligado a elegir entre mantener el status quo y propiciar el cambio, el ser humano prefiere siempre el primero. El cambio es algo muy perturbador para el animal humano aun cuando sea beneficioso. Dado que el mundo está y ha estado siempre plagado de inseguridades y amenazas, el hombre se aferra a los rostros de lo conocido y crea hábitos y rituales que lo tornan más confortable. El instrumento desde el cual se impulsarán dichas operaciones será claramente el mediático. Como bien señala Alberto Lapolla, en un reciente artículo, el capital transnacional mantiene incólume su poder en los medios masivos de difusión. Nos dice que “en el mundo actual, donde el modelo neoliberal ha colapsado, las cadenas multinacionales multimediáticas son el principal reservorio de la restauración neoliberal y fascista contra el avance de los pueblos”[14]. Siendo así, y manteniendo el capital transnacional dicho poder, es necesario comprender su modo de operar para sostener el status quo y así poder combatirlo eficientemente.
La Argentina y la operación pánico diestro
Los argentinos debimos soportar, durante los meses recientes, operaciones psicológicas desarrolladas por el monopolio mediático con el miedo como vector de conducción de conductas hacia el espacio político de la derecha. Así debimos someternos a su permanente bombardeo. Primero, fue la crisis económica internacional y la posibilidad de que la contracción de la economía determine el desempleo, la ausencia de recursos económicos y una caída exponencial en la capacidad económica de la sociedad. Segundo, la inseguridad, donde cada delito era repetido ad nauseam con el correspondiente comentario editorial de los fascistoides de la oportunidad sumados a los de siempre[15]. Tercero, la epidemia del dengue, que parecía que extinguiría a todos los argentinos ante la inacción del gobierno. Luego, el miedo al fraude eleccionario, y dale que van… Actualmente podemos observarlo en el, cuando menos irresponsable, tratamiento de la gripe A H1N1. Para el monopolio mediático, en todos los casos, los males que causan e infunden temor o son provocados por el gobierno nacional o éste tiene toda la responsabilidad por no impedirlos, sin importar lo que haga. Recientemente la Federación de Psicólogos de la República Argentina, a quien a nadie se le ocurriría calificar de oficialista, cuestionó lo excesos mediáticos que: “han generado verdaderas epidemias de pánico, que lejos de favorecer la movilización social resolutiva, crean una profunda incapacidad psicológica para el afrontamiento eficaz y solidario de la epidemia viral, pudiendo igualmente aumentar la ansiedad de grupos vulnerables en lugar de disminuirla.[16]” Con estos antecedentes y los resultados del 28-J nada hace prever que cedan las operaciones para forzar al pueblo argentino a una opción conservadora para el año 2011. En nuestro país, las mencionadas operaciones cuentan con un blanco perfecto, integrado por la clase media, que constituye, sin lugar a dudas, la mayoría de la población argentina, caracterizada centralmente por un comportamiento de miedo a perder lo que tienen, especialmente destacado en quienes han accedido a esa situación con esfuerzo personal y familiar importante[17]. Hace más de cuarenta años, Hernández Arregui nos decía: “La propaganda del imperialismo apunta particularmente a aquellas clases sociales que temen el cambio. La clase media es uno de sus objetivos centrales…ofrece desigualdades de composición, asimetrías de nivel y diversidades ideológicas en sus diversos componentes lo que se expresa en una forma de individualismo y en cierta resistencia a la solidaridad social organizada…es muy sugestionable y fácilmente orientable bajo la exaltación de la moral, la necesidad de restaurar el orden, la familia, la religión, la propiedad”[18]. Por todo ello, la agitación al miedo, al Chavismo y la venezualización del país le resulta tan eficiente al monopolio que deberemos tolerarlo en importantes cantidades a futuro.

Cómo enfrentarlo
El gran historiador latino[19] del siglo I a. C., Tito Livio, decía que el terror a lo ignorado es mayor[20]. Se teme a lo que se desconoce. Según el psicólogo Edward Glover, quien enseñó al pueblo inglés a defenderse de las operaciones psicológicas llevadas adelante por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, se debe, en primer lugar, afrontar con honestidad y sin disimulo las causas reales de inquietud y, en segundo lugar, definir y controlar esas alarmas, sospechas y supersticiones irreales que tienden a debilitar y quebrantar la firmeza de propósitos de un pueblo en el curso de una crisis. Como desde que nacen los seres humanos son sensibles al ruido y desarrollan toda clase de temores ante él, taponar los oídos es una precaución acertada contra el ruido pues lo atenúa hasta un nivel razonable. Los primeros auxilios son simples y para su efectividad sólo se requiere sentido común, simpatía y tacto[21]. Por una parte, adecuándolo a la actualidad, deberemos abstenernos de consumir la contaminada mercancía producida por el monopolio mediático. Por otra parte, las cátedras de guerra psicológica enseñan que lo mejor para luchar contra el rumor es eliminar las causas básicas proporcionando toda la información útil y comprensiva que sea posible, elevar la moral para suavizar las tensiones producidas por la crisis, educar al pueblo a controlar sus temores y, por último, desacreditar el rumor en el momento en que se produce proporcionando información actual[22]. En la profilaxis del miedo es imperativo promover el conocimiento de la verdad de los hechos para cohesionar al pueblo sobre la base de un proyecto común. Para ello, resulta fundamental contar con una democracia de medios que permita la expresión de todos los sectores nacionales que pretenden una sociedad políticamente soberana, económicamente libre y socialmente justa. A ese efecto no se debe claudicar en el apoyo y demanda de la presentación en el congreso del proyecto de ley de servicios de comunicación audiovisual[23] que permitirá combatir, si no con éxito, al menos con posibilidades de él, al embate de la operación pánico diestro.

[1] Bertold Bretch.
[2] Nemo sine aliqua factura sanitatis expavit.
[3] Se trata propiamente de operaciones psicológicas (los reglamentos militares norteamericanos las denominan psy-op por psychological operation), sin embargo lo denominaremos así en atención a que el nombre “guerra psicológica” ha tomado carta de naturaleza y se utiliza en la mayoría de libros y artículos que se escriben en el mundo sobre la especialidad.
[4] Ramon Carillo: La Guerra Psicológica. Versión taquigráfica tomada por la Subsecretaría de Informaciones de la Nación (hoy SIDE) durante el curso de tres clases sobre guerra psicológica (conocimiento y utilización de la psicología como arma de guerra) brindado en 1950 por el ministro Prof. a los jefes y ofi­ciales de la Escuela de Altos Estudios.
[5] Al que nos referimos en un trabajo anterior. “Medios masivos de comunicación y poder”. Ver en http://www.sosperiodista.com.ar/El-Pais/Medios-masivos-de-comunicacion-y-poder.
[6] Salbuchi Adrian: El cerebro del mundo. Pág 57.
[7] Ramon Carillo: La Guerra Psicológica. Versión taquigráfica tomada por la Subsecretaría de Informaciones de la Nación (hoy SIDE) durante el curso de tres clases sobre guerra psicológica (conocimiento y utilización de la psicología como arma de guerra) brindado en 1950 por el ministro Prof. a los jefes y ofi­ciales de la Escuela de Altos Estudios.
[8] Edward Glover: Psicología del Miedo y del Coraje. Ed. La Pleyade. Pág. 53.
[9] Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico. Corominas Pascual. Ed. Gredos s.v.
[10] Como decía E. S. Discépolo: “Quien no tiene razón, casi nunca firma (...) ni responsabilidad, ni razón ni valentía”.
[11] Edward Glover: Psicología del Miedo y del Coraje. Ed. La Pleyade.
[12] Un artículo publicado el pasado 8 de diciembre en uno de los más importantes e influyentes voceros del Nuevo Orden Mundial, el matutino londinense The Financial Times, cuyo título lo dice todo: “Ahora vamos por el gobierno mundial” (en el original en inglés, “And now for World Government”), que pretende exponer la necesidad de que exista cooperación entre las naciones para abordar determinados problemas mundiales, y que ello debe hacerse a través de instituciones con características similares a las de un Estado planetario, avalado por un cuerpo de leyes también mundiales. Se toma como antecedente principal y cercano a la Unión Europea, que hoy reúne a 27 Estados nacionales bajo un conjunto de instituciones en común: moneda, leyes, reglamentaciones, fuerzas armadas, corte suprema, y otras.Las razones esgrimidas por el redactor del Financial Times, Gideon Rachman, se centran sobre tres ejes de problemas globales que exigen soluciones globales, a saber: (1) la Crisis Financiera Global, (2) el Calentamiento Global y (3) el “Terrorismo Global”. Adrian Salbuchi en http://www.asalbuchi.com.ar/
[13] Enrique Lacolla. El ariete del Miedo. www.enriquelacolla.com
[14] La derrota del kirchnerismo: la naturaleza del escorpión.
[15] Dentro de las formas de comunicación empleadas en las operaciones psicológicas, encontramos el slogan, que consiste en una frase corta que debe ser muy expresiva, pues su fin es remover o hacer surgir determinadas emociones o deseos, tales como la ira, el odio, etc., estimulando una respuesta tipo acción de masa. “El que mata tiene que morir” repitieron hasta el cansancio los medios a partir de la ¿creación? por parte de la diva televisiva. La respuesta no demoró mucho. A los pocos días un incalificable intendente de la provincia de Buenos Aires pretendió dividir dos localidades con un patético muro para dividir a los pobres –a quienes se acusa de ser la causa de la inseguridad– de los ricos. Unos días más y un grupo de vecinos alienados atacaron al Fiscal del distrito que se acercó al lugar de comisión de un homicidio. A ello le siguió la formación de manifestaciones “espontáneas” en contra del gobierno y en reclamo por la inseguridad. A la hora de realizar una lectura crítica de estos hechos, es interesante tener en cuenta las enseñanzas de la Central de Inteligencia de los Estados Unidos (C.I.A.) en la materia. Los manuales de golpe de estado enseñan que la creación de la apariencia de inestabilidad desestabiliza a los gobiernos y para ello se llevan adelante acciones para fomentar “manifestaciones espontáneas de descontento”. Para comprenderlo, es necesario observar a quienes participan de las marchas y se observará que existe siempre un mismo núcleo de personas que participan de la ella y que son quienes dirigen y organizan las supuestas “manifestaciones espontáneas”.
[16] Diario Comercio y Justicia. Contratapa del día 14 de julio de 2009.
[17] Enrique Martínez. El desafío. http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17-3953-2009-07-17.html

[18] Hernandez Arregui. Imperialismo y cultura.
[19] Nació en Patavium, se lo conoce por su obra sobre la historia romana “Ad Urbe condita”.
[20] Maior ignotarum rerum est terror.
[21] Edward Glover: Psicología del Miedo y del Coraje. Ed. La Pleyade. Pág. 84.
[22] Frade Francisco Merino: La Guerra Psicológica. Ed. Pleamar. Pág. 105.
[23] Dicho proyecto fue recientemente apoyado por el alto funcionario de las Naciones Unidas para la Libertad de Expresión guatemalteco Frank La Rué, lo que demuestra a las claras las falsas denuncias del monopolio en contra del proyecto de ley.

El lenguaje y la propaganda política

Cuando yo uso una palabra
ésta significa exactamente lo que yo quiero; ni más ni menos.

Humpty Dumpty en Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll.

El lenguaje y la propaganda política
La propaganda política es un proceso de comunicación por medio del cual una persona o grupo trata de influir en los gustos, ideas y sentimientos de otras personas, con el fin de modificar sus actitudes y dirigirlas hacia una conducta que favorezca los fines e intereses de los primeros. Constituye un instrumento de la guerra psicológica[1] consistiendo ésta en un plan de acciones psicológicas bien meditadas, dirigidas a influir en las emociones, actitudes y conducta de grupos enemigos, neutrales o amigos, de modo que favorezcan determinados intereses. Los medios utilizados son eminentemente dirigidos a afectar la psique humana, por persuasión o amenaza. La propaganda constituyó la principal arma política y militar de los estados modernos, hoy al servicio del gran capital transnacional que gobierna el mundo detrás del trono[2]. Durante los años de la guerra fría era calificada por los Altos Estados Mayores de los países de ambos bloques como “total y permanente”.

El proceso de propaganda como ciclo de comunicación
La comunicación es el proceso humano por el cual una persona o grupo transmite o evoca en otras determinadas percepciones, ideas, juicios, emociones, sentimientos y otras manifestaciones anímicas, haciendo posible la vida humana de relación. La importancia primordial de la palabra en la construcción de la realidad se manifestó en el experimento del emperador romano Federico II, quien quiso hallar respuesta a cuál era el lenguaje primitivo y originario de los hombres. Para ello, colocó un grupo de recién nacidos al cuidado de un conjunto de madres sustitutas a las que se les ordenó que atendieran con cuidado a los niños, pero sin que nunca les dirigieran la palabra ni las escucharan hablar entre ellas. Tanto precisa el ser humano comunicarse con otros para lograr su propia autopercepción que todos los niños de aquél experimento fueron muriendo rápidamente[3]. El elemento que transporta la comunicación está formado por símbolos, los cuales representan de un modo abstracto aquellas manifestaciones anímicas y se basan en alguna relación con éstas, por asociación o simplemente por una convención establecida. Por ello cada cultura tiene sus símbolos especiales: los más importantes son los que constituyen el lenguaje. El lenguaje hablado o escrito se construye por medio de la palabra.
En el manual de Guerra Psicológica redactado por el coronel de Artillería del servicio del Estado Mayor del Estado Español, Fernando Frade Merino, el autor enseña que el contenido de la comunicación está compuesto por símbolos que evocan determinadas ideas o estados de ánimo en el alma del que los percibe, que le impulsan a cierta acción. Agrega que lo que el comunicante hace es manipular el mundo simbólico de su audiencia, un mundo que no está formado por realidades del medio ambiental de las personas tal como éstas lo perciben por sus sentidos, sino como las personas que forman esa audiencia han sido forzadas a incorporarlas a su interior. Una charla convincente, por ejemplo, no es más que una acertada manipulación del mundo simbólico del que escucha, por medio de la cual el comunicante es capaz de hacer ver al otro unos sucesos, no del modo en que tuvieron lugar, sino como a él le impresionaron o como a él le interesan, siendo éste el objetivo de la propaganda: hacer ver las cosas de modo que la conducta resultante favorezca los fines del que hace la propaganda[4].
Conocer, entonces, el valor de la palabra en la propaganda, su dominación y, por ende, la posibilidad de manipularla e imponerla concede insondables poderes no perceptibles por la mayoría de la gente. Una vez que se ha elaborado un mensaje viene la labor de difundirlo, lo cual se hace del modo que mejor convenga, de acuerdo a los medios de difusión con que se disponga. En la actualidad, la existencia del monopolio mediático[5], brazo fundamental del capital transnacional, dispone de la posibilidad de la subversión de las palabras como recurso de operaciones psicológicas. Una de las técnicas especiales de propaganda consiste en las llamadas “generalidades brillantes” o “palabras virtud”. Se trata de palabras o frases estrechamente asociadas a ideas o creencias tan aceptadas por todo el mundo que llevan aparejadas la convicción en ellas sin necesidad de razones o hechos que las apoyen. Históricamente constituyen una herramienta clave de la manipulación psicológica y pueden considerarse palabras mágicas que exigen la aprobación sin buscar razones. Libertad, honor y democracia son claros ejemplos de ellas. En la manipulación, se trata del uso arbitrario, discrecional y desmedido de la carga emotiva de las palabras. Esta última implica que las palabras pueden expresar emociones o provocarlas, perjudicando el significado cognoscitivo.
Como advirtiéramos, hoy en día el monopolio mediático cuenta con la posibilidad de imponer las palabras y su correlativa interpretación, desvirtuando su significado original. Así, es terrorista un kamikaze que se inmola junto a sus víctimas en un atentado con chaleco-bomba; mientras que no lo son los ejecutivos de la agencia central de inteligencia de los EE. UU. (CIA) o el Pentágono que decretan en frío el exterminio de ingentes cantidades de personas en un aséptico puesto de comando situado a miles de kilómetros del lugar de la acción, desde donde se puede accionar un botón que mata a distancia y sin el más mínimo riesgo para quien lo presiona[6]; las personas muertas por un atentado “terrorista” son víctimas y las muertas por el poder de fuego de las potencias son “daños colaterales”. Es un tránsfuga el Dr. Borocoto que saltó del macrismo al kirchnerismo pero no Julio Cesar Cleto Cobos que saltó del oficialismo a la oposición con la misma facilidad que aquél.
Existe una desvalorización del lenguaje, una inversión del sentido de las palabras que rige como verdad revelada para los ejecutivos de los medios de comunicación y para los periodistas que se acompasan a sus directivas implícitas.[7] Consiste en el tratamiento hipócrita o doble discurso para enmarcar la realidad: cuando me conviene uso una vara y, cuando no, la cambio estableciendo arbitrariamente las categorías en que se coloca al sujeto objeto de análisis. Esto me recuerda una memorable frase del dramaturgo y comediante Groucho Marx quien se manifestaba por demás ofendido ante reproches a sus actitudes y decía: “Estos son mis principios y si no les gustan….tengo otros”. El poder económico, que a través del instrumento mediático ensaya y lleva adelante la manipulación de la sociedad de masas, crea entonces palabras mágicas como “consenso”, “institucionalidad”, “pluralismo”, “diálogo” y, como bien señala Enrique Lacolla, su aplicación a diestra y siniestra, sin tomar en cuenta la naturaleza de las cosas que se dice describir con ellas, desfigura desde el vamos a la materia sometida a análisis. Y ese falso discurso, como consecuencia de la asimetría de las relaciones de poder, se ejerce desde el lado de los más fuertes con una discrecionalidad y prepotencia que no pueden ser rebatidas por parte de los más débiles[8]. Los conceptos indicados llevan implícita una carga emotiva positiva pero la descripción de lo que se entiende por ellos no es aportada por el monopolio mediático. Con ello, se logra el efecto de encuadrar de manera arbitraria en dichos conceptos a quienes resultan favorables al sistema y se denuesta a quienes no lo son.
Es de destacarse, en este sentido, que una de las cualidades de la palabra “virtud” es su vaguedad, por la cual se huye de explicaciones detalladas para que el blanco sea el que dé su propia interpretación y otra la simplificación entendida como el proceso de reducir la propaganda a términos concisos, verosímiles, persuasivos y aun dogmáticos, ya que la mayoría de la gente carece de capacidad o deseo de seguir un largo y complejo razonamiento, aceptando explicaciones simplificadas sobre todo si se trata de asuntos fuera de su campo de especialidad[9]. La utilización psicológica de los términos opera instalando los términos en el campo mediático, imponiendo a la sociedad su consideración diaria y achacándole su carencia a quienes se quiere perjudicar. El truco consiste básicamente en no definir los conceptos y obviar decir que –como bien explica Rodolfo Terragno en su Proyecto Nacional 10-16– cuando se plantea una reforma hay ganadores y perdedores y quienes inicialmente se sientan perdedores opondrán resistencias. Es claro el ejemplo del actual gobierno que ante la toma de importantes decisiones, v.g.r. la vuelta al sistema de solidaridad intergeneracional en la recuperación de las administradoras de fondos de pensión, fue acusado por la oposición de no consensuar y de carecer de capacidad de diálogo. Se omitió decir entonces que el tomar decisiones y llevarlas adelante a través del parlamento no implica falta de diálogo ni consenso sino el normal ejercicio de las instituciones.
Sin embargo, ello ha sido subvertido en el ámbito de las ideas mediáticas, imponiéndose una interpretación que, si se llevara a su concreción, implicaría la parálisis absoluta del cuerpo social ya que jamás estaremos todos de acuerdo. Consenso es, según la Real Academia Española, el acuerdo producido por consentimiento entre todos los miembros de un grupo o entre varios grupos, y, en una sociedad con grandes desigualdades económicas y sociales, es imposible que las ideas y proyectos sean adoptados por unanimidad. Recuérdese el conocido aforismo que reza: “No conozco el camino del éxito, pero sí el del fracaso: trate de conformar a todos”. Pruebe sino Ud. amigo juntarse con cinco personas e intente ponerse de acuerdo en algo, lo que sea, y como ejemplo le doy la coordinación de una cena en la que habrá que consensuar día y hora, plato a servir, invitados y demás puntos organizativos. Verá como en cinco minutos surgirán posturas irreductibles y probablemente haya que decidir por mayoría. La democracia opera de dicho modo y puede no ser un sistema ideal, pero es, sin embargo, como ya lo dijera el primer ministro británico Winston Churchill, el menos peor.
Cualquier subversión del lenguaje es peligrosa porque pone en riesgo la comprensión del mundo tal cual lo percibimos, pone en riesgo los sistemas de interpretación y la creencia en nuestra propia cordura, que acaso no sea sino una mera convención del lenguaje[10]. Cuando se usan los términos indicados, el individuo cree erróneamente que ha atrapado una idea clara. Dicha idea, por el contrario, está hecha de retazos, con muchas aristas y llena de agujeros. Pero una emoción profunda encadena los fragmentos dispersos, formando así una aparente unidad[11]. Nombrar el mundo como enseñó el experimento de Federico II es la base de toda humanización, pero repetir las etiquetas que pone el poder para nombrarle constituye la base de toda manipulación y degradación del ser humano.
La miseria más profunda que puede sufrir el hombre es la de su ignorancia promovida y consentida. Por ello, porque el lenguaje es el primer gran constructor de la realidad, ya que no la refleja sino que la crea, es imprescindible terminar con el monopolio mediático a través de la sanción del proyecto de ley de servicios audiovisuales, impulsado por el gobierno nacional, que permitirá redistribuir la palabra concluyendo con la nefasta ley sancionada durante la noche más oscura y agravada por la segunda década infame.

[1] Se trata propiamente de operaciones psicológicas (los reglamentos militares norteamericanos las denominan psy – op por psychological operation), sin embargo lo denominaremos así en atención a que el nombre “guerra psicológica” ha tomado carta de naturaleza, y se utiliza en la mayoría de libros y artículos que se escriben en el mundo sobre la especialidad.
[2] Salbuchi Adrian. El cerebro del mundo. Pág 57.
[3] Jorge Fontevecchia. Entretiempo.. Pág. 213.
[4]Frade Francisco Meade La guerra psicológica. Ed. Pleamar. Segunda edición 1982. Pág. 47,48.
[5] Al que nos referimos en un trabajo anterior. “Medios masivos de comunicación y poder” ver en http://www.sosperiodista.com.ar/El-Pais/Medios-masivos-de-comunicacion-y-poder
[6] Enrique Lacolla, La confusión de las palabras. http://www.enriquelacolla.com.ar/
[7] Enrique Lacolla, La confusión de las palabras. http://www.enriquelacolla.com.ar/
[8] Enrique Lacolla, La confusión de las palabras. http://www.enriquelacolla.com.ar/
[9] [9]Frade Francisco Meade , op. cit. Pag. 77
[10] La experiencia Eisejuaz Mariana Docampo

[11] La rebelión de las palabras, Javier Sádaba.