miércoles, 12 de mayo de 2010

Fontevecchia y Kirchner.

Propio de la formación de carrera de derecho, y principal enseñanza a la hora del análisis, es la disección de los temas. En los artículos encuentro dos principales que son a los que haré referencia: I) La capacidad de Kirchner para conducir por acción y reacción a toda la sociedad argentina y II) El Rol de la Prensa en Democracia y el miedo.
Respeto mucho a Fontevecchia, el periodista, lo considero el más preparado intelectual de los liberales argentinos; no así al Fontevecchia Director editorial de diarios y revistas, en las cuales desata infames informes, comparaciones, fotomontajes sin ningún tipo de límites éticos periodísticos –el de la última Revista Noticias con Kirchner como Hitler me resulta un oprobio a las víctimas del Holocausto–.
KIRCHNER ¿TE HACE KIRCHNER?
La tesis de Fontevecchia en (K te hace K) es la siguiente: Kirchner, al confrontar con sus adversarios, logra transformarlos en algo parecido a él mismo. Nos dice: “El primer acierto de Kirchner al hacer Kirchner al adversario consiste en obligarlo a cambiar. Cuando cambia, pierde porque la legitimidad está relacionada con la autenticidad, con ser consistente con lo que se era, y el cambio es percibido como falsedad”. Antes nos dijo: “Este método sirve tanto para deslegitimar a Clarín (“miente” o “es tendencioso” o “sólo le importan sus intereses”) como a la oposición (“tuercen la ley” o “con tal de ganar en el Congreso, no respetan la Constitución” o “abusan de la mayoría”)”, “Responderle a Kirchner en sus mismos términos no es señal de fortaleza sino de debilidad y miedo. Se justificaría en aquel cuya vida estuviera en peligro, como el ejemplo del delincuente que irrumpe violentamente en un hogar, pero no es válido para una organización, un partido político o un líder que aspire a superar a quien se opone. Si para defenderse debiera comportarse con la misma brutalidad de aquel a quien critica, tendrá disculpa pero no crédito ni mérito.” El análisis es interesante y se construye sobre la base de las siguientes premisas: I) Kirchner es “malo”; II) Quienes se le oponen son “buenos”; III) Como es tan malo, quienes lo enfrentan deben pelear con sus mismas armas; IV) Al hacerlo, se transforman, y pierden porque el cambio va asociado a la falsedad.
El análisis es interesante, pero contiene una premisa falsa que determina la falsedad del silogismo. Quienes se oponen a Kirchner no son “buenos”. No cambian. Al contrario, su esencia, en el mejor de los casos, es idéntica a la de Kirchner. El ejemplo de Fontevecchia nos permitirá aclararlo. Dice: “El método sirve… para deslegitimar a Clarín (“miente” o “es tendencioso” o “sólo le importan sus intereses”). Aquí, Clarín es el “bueno”, que cambia para enfrentar a Kirchner. Sin embargo, el mismo Fontevecchia se ha encargado, en notas sabatinas y dominicales anteriores (Ver. ¿Por qué tan pronto? 11.4.2008 y Clarín Crítica.12.4.2009), de probar que Clarín miente, es tendencioso y sólo le importan sus intereses, con lo cual ya estaba corrompido antes de Kirchner y lo que éste hizo, en última instancia, fue sacarlo a la luz. Veamos la primera de las notas citadas, (abril de 2008): “Alfonsín lo hizo. Menem lo hizo. Ahora, Kirchner también. Iba a suceder, aunque nadie imaginaba que sería tan pronto, a sólo tres meses de asumir Cristina Fernández. Como pasó siempre con otros presidentes, lo “lógico” hubiera sido que esta pelea con Clarín se desatara dos años antes de terminar el mandato, cuando generalmente quien gobierna pierde –o se percibe claramente que va a perder– las elecciones legislativas previas a los comicios presidenciales: en el caso de Alfonsín, en 1987; en el de Menem, en 1997; y en el del matrimonio Kirchner, supuestamente en 2009….La línea editorial de Clarín, que podría resumirse en la búsqueda por alcanzar siempre la mayor cantidad de audiencia, sigue constantemente el humor de la sociedad y nunca se va a oponer a un presidente o a un gobierno que cuente con la simpatía de la mayor parte de la población. …Su ideología es el éxito. … La responsabilidad que le podría caber a ese diario es la de contribuir a la volatilidad de la opinión pública y la histeria pendular que eso caracteriza. Clarín no tiene precio cuando se trata de ir contra la opinión pública, lo que no quita que mientras eso no ocurra trate de sacar el mayor provecho de los gobiernos crédulos que creen que pueden dominarlo”. En el segundo de los artículos indicados, relatando la pelea de Clarín con el periodista Lanata, nos dice: “Y en ese caso, la cuestión ya cruzaría la frontera del conflicto entre colegas para adquirir una dimensión de abuso de poder por la posición dominante que el Grupo Clarín ostenta en los medios de comunicación. Como si se tratara de un mensaje a todos los sujetos noticiosos, donde les dijera: “Soy tan grande que ¡cuidado! Nadie se meta conmigo porque después, no importa el tiempo que pase o que ya no resulte una amenaza quien me desafió, igual iré contra él y hasta contra sus descendientes; no porque especialmente me importe su escarmiento sino para que todos los demás se inhiban de meterse conmigo. Por eso, no tendré grandeza en la victoria y seré despiadado con mis contrincantes, especialmente en sus momentos de mayor debilidad”.” En el ejemplo está claro que Clarín no era “bueno” y se transformó para enfrentar al “malo” de Kirchner. Era lo que es: un grupo económico que defiende sus intereses y negocia con todos los Presidentes, garantizándoles su apoyo durante el tiempo de prosperidad y abandonándolos cuando prevé la pobreza, de votos, claro está, e impone, por otra parte, su potencia a los medios o periodistas menos potentes.
Lo mismo puede decirse de la oposición política: sus declamados valores republicanos no eran reales y, por lo tanto, no puede decirse que ahora hayan mutado en saqueadores de comisiones. Siempre fueron lo mismo: lo que hizo el tiempo fue darles las condiciones para revelar lo que realmente eran. La historia reciente lo demuestra y como muestra un botón: Aguad fue el ministro más importante de Ramón Mestre, quien, amen de dejar más de treinta y cinco muertos como Jefe de Gabinete de Fernando de la Rua, designó, a días de retirarse de la gobernación de Córdoba, sin comisiones ni consejo alguno de la magistratura a más de sesenta jueces. Ambos hicieron lo mismo en Corrientes con la intervención en la que participaron, en la que, aún después de diez años, se investiga un crédito de sesenta millones de dólares nunca registrado en la contabilidad y que aún la provincia y su gente están pagando. Como expresa el refrán: “Para conocer a un cojo hay que dejarlo caminar”.

¿ATEMORIZA Y CORROMPE?
Ingresando a la tesis de Fontevecchia en Atemoriza y corrompe, el planteo es el siguiente: “Como un seductor compulsivo, Kirchner identifica la debilidad, necesidad o deseo de quien aspira a conquistar, se lo cumple y a cambio lo coloniza… A las almas nobles las corrompe ejecutando algunos de sus deseos: castigo a los ex represores, ataque a la posición dominante de Clarín, jerarquización de la Corte Suprema o una economía que se declame más progresista. A las almas normales, como también a la parte menos noble de las almas nobles, las seduce con privilegios personales que no únicamente ni necesariamente tienen que ser materiales pero sí pueden ser cuantificados como ventajas. No me estoy refiriendo a quienes tienen claro que se someten temporalmente a la caja del Gobierno –como dice el proverbio: “Todo idealismo frente a la necesidad es un engaño”–, sino a personas que para talibanizarse y pasar a defender casi acríticamente al Gobierno necesiten creer que la razón está de su lado y como mecanismo de defensa no puedan registrar la forma en que están siendo compensadas. Estos son los que sufren el proceso de kirchnerización, los otros son mercenarios…. La otra forma con la que Kirchner hace Kirchner a los demás también consiste en arrastrar a la persona fuera de su centro de equilibrio hacia una posición de fanatismo, pero en este caso a la opuesta, la de anti….La anterior es la forma dulce, ésta es la ácida. Aquí no se corrompe al descentrado sino que se lo aterroriza con un doble fin desestabilizante. Para que los más débiles, petrificados de espanto, se apliquen a la huida. Y los menos débiles, verdaderamente asustados, se dispongan a librar “una guerra” dejando de lado cualquier principio, contagiados del mismo argumento kirchnerista donde el fin siempre justifica los medios”.
El análisis es, nuevamente, interesante, pero, a mi juicio, peca de simplificación al analizar en cuestiones psicológicas cuestiones que trascienden lo individual. En su Prólogo a la “Contribución a la Crítica de la Economía Política - 1859”, Karl Marx explica que “Determinadas formas de conciencia social se corresponden con el conjunto de las relaciones de producción que forman la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se eleva un edificio jurídico y político. El modo de producción de la vida material determina el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.” A partir del análisis materialista de la sociedad, no puede considerarse que Kirchner sea quien seduce y coloniza, sino el apoyo –o la falta de él– por parte de la sociedad a la estructura económica sistémica.
Dicha estructura económica sistémica fue signada por el golpe de Estado del año 1976 en nuestro país. El régimen de facto, a partir de marzo de dicho año, que, como bien señala Morandini, impuso el terrorismo de Estado, fue un recurso para imponer al pueblo Argentino en particular, y a Latinoamérica en general –Plan Cóndor mediante–, políticas liberales en materia económica. A partir de dicho proceso, con Martínez de Hoz como ministro de economía, se modificó la estructura económica del país: estableciéndose políticas económicas que, como señalan Schvarzer, Canitrot y Ferrer, “llevaron a la reprimarización de la economía, al retroceso industrial –inducido por las rebajas arancelarias y la apreciación cambiaria–, a las privatizaciones y a la política de racionalización de las empresas públicas”, tuvieron como consecuencia el quebrantamiento de las bases que daban sustento a los gobiernos populares; en particular, la alianza entre sindicatos e industria volcada al mercado interno. No se puede dejar de mencionar en este periodo la estatización de la deuda privada por Domingo Felipe Cavallo en el año 1981. Se trató del huevo de la serpiente en el que ya se comenzaba a ver el sistema económico que, en la Década de los noventa, impondría el Consenso de Washington (Disciplina fiscal Reordenamiento de las prioridades del gasto público Reforma Impositiva Liberalización de las tasas de interés Una tasa de cambio competitiva Liberalización del comercio internacional (trade liberalization) Liberalización de la entrada de inversiones extranjeras directas Privatización Desregulación Derechos de propiedad.) Así lo reconoce Martínez de Hoz en un interesante reportaje histórico en el que manifiesta que los lineamientos de la política económica de Cavallo en los 90´s son los mismos que el modelo dispuesto por él.
Considerando, entonces, que es la economía la que determina las relaciones sociales, mi análisis de la situación política argentina es el siguiente: El panorama actual se divide en tres partes. I) Quienes apoyan a Kirchner por considerar que enfrenta al sistema económico impuesto a partir del golpe de Estado de 1976 (Dentro de estos ubicamos a quienes lo apoyan no por haber sido colonizados por gozar de la satisfacción de uno de sus deseos, como sería el castigo a los ex represores, ataque a la posición dominante de Clarín, jerarquización de la Corte Suprema o una economía que se declame más progresista en si mismo, sino porque todos ellos entienden que tanto la Corte Suprema menemista, Clarín y los ex represores conforman las condiciones de la superestructura que permitió imponer, sostener y mantener el sistema económico liberal en los setentas y neoliberal en los noventas. II) Quienes lo cuestionan desde la izquierda, considerando que Kirchner en realidad es un impostor, un gatopardista, que ha realizado cambios en la estructura económica pero son de maquillaje. Para este grupo, como bien explica Alicia García López en “Respetabilidad, Poder y Seducción”, detrás de un discurso de cambio se ocultaría un profundo conservadurismo: cambiar algo en lo aparente y formal para que todo siga igual en lo sustancial[1]. Aquí podemos ubicar a Pino Solanas y su Proyecto Sur, quienes reclaman reforma financiera, recuperación de los recursos mineros, petrolíferos, no pagar la deuda, etc. Por último, III) Quienes lo cuestionan desde la derecha por considerar que el modelo liberal es el correcto y ven afectados los intereses consolidados en base a dicho modelo. Vuelvo a la citada autora: “Las familias más temerosas de los cambios son aquellas que se han favorecido con el conservadurismo.[2]” Aquí encontramos a Duhalde, Macri, De Narváez, López Murphy, Redrado.
Mi análisis se funda en la ausencia de creencia de que una persona tenga la capacidad absoluta para conquistar, engañar y pervertir a toda la población. Morandini explica, analizando los dichos de Massera, que es la sociedad la que genera sus propios monstruos al no criticarlos. Debemos asumir nuestras responsabilidades y no cargarlas todas sobre Kirchner. Como expresa Shakespeare en Julio Cesar: “La falta, querido Bruto, no está en nuestras estrellas, sino en nosotros mismos”. Fontevecchia también lo tiene claro, pero aquí parece olvidarse. En: ¿Por qué tan pronto? explica: “Es más fácil echarle la culpa de los propios males a un tercero, y de ser posible al más poderoso que haya, para así consolarse con el papel de víctima.”
KIRCHNER ABSOLUTO.
Hasta hace no mucho tiempo, el Kirchnerismo estaba en franca desaparición. Mariano Grondona publicó hace más de un año “El postkirchnerismo” y la elección del 28J parecía haber terminado con el proyecto político de aquél. El infame periodista se permitía en su programa plantear junto al Presidente de la sociedad rural “que no sabía si CFK terminaría su mandato”.
Sin embargo, Cristina Fernández de Kirchner impulsó distintas medidas que, volviendo nuevamente al análisis materialista, transformaron la realidad económica o son apreciados como instrumentos para transformarla (Ley de servicios audiovisuales, Asignación Universal por Hijo, etc.). Concitó así importantes apoyos, y el proyecto recuperó perspectivas de cara al año 2011.
Entiendo que los análisis que concentran todo en Kirchner se justifican como seguidamente lo explico.
Lo primero que quiero dejar claro es que Fontevecchia es uno de los enemigos, no más importantes, pero sí más inteligentes, que tiene Kirchner dentro del periodismo, no sólo desde lo ideológico, sino, nuevamente, desde lo económico, ya que el único medio periodístico que fue discriminado por la pauta oficial fue Perfil, el que, con el patrocinio del Cels, que conduce Verbitsky, llevó el caso a la Justicia habiendo obtenido sentencia favorable de primera instancia (hoy apelada).
Siendo entonces Fontevecchia un enemigo declarado de Kirchner, mi explicación de su mirada, en la cual concentra todo lo malo en el ex presidente, es la siguiente:
Cuenta la historia que al promediar el siglo XVII y durante largo tiempo, la moda de lo turco se apoderó de buena parte de Europa. El café a la turca, los divanes (llamados otomanos en occidente), las pinturas con sultanes y odaliscas invadieron los salones. En las ferias de diversiones, en los juegos de tiro al blanco o muñeco nunca faltaba alguno vestido de turco: quien lo descabezaba o volteaba el fez rojo ganaba un premio. Allí, en el idioma francés, surgió la frase servir de “tete de turc” la que pronto se difundió en España y América como “ser cabeza de turco”(1) . Dicha frase denomina una técnica que, en los manuales de guerra psicológica, se llama también “paraguas”, “pantalla” o “pararrayos”, y sigue la regla de la simplificación y el “enemigo único”. Se trata de una poderosa arma de propaganda consistente en centrar las energías agresivas de una persona o grupo sobre otro individuo, grupo u objeto (2), demonizándolo, es decir, haciéndolo tributario de todos los males. Concentrar el odio que se siente por el campo adversario en una sola persona es la forma de simplificación más elemental y encuentra su razón de ser en que los hombres prefieren enfrentar a personas visibles más bien que a fuerzas oscuras (3) o, lo que es lo mismo, no se teme tanto al enemigo que se ve sino que el temor se multiplica cuando el mal es invisible (4). La misma estrategia ha adoptado Kirchner frente a la oposición, concentrándola toda en el Grupo Mediático, Clarín.
Jean Marie Domenach explicaba, en su análisis sobre la propaganda, que lo expuesto es particularmente útil cuando se convence a los hombres de que su verdadero enemigo no es tal partido o tal nación, sino el jefe de ese partido o esa nación, con lo cual se matan dos pájaros de un tiro: por una parte, se tranquiliza a los propios partidarios, seguros de tener enfrente no una masa resuelta como ellos, sino una multitud engañada conducida por un mal pastor que lo abandonará cuando se abran sus ojos; por otra parte, se puede esperar que se divida el campo contrario y se desprendan algunos elementos (5). La técnica tiene aplicación milenaria por parte de uno de los poderes sempiternos de la historia de la humanidad, la iglesia católica, que unificó en Satanás la existencia de todos los males. Este último término proviene del latín Satanas y éste del hebreo Satán, nombre propio masculino que significa “el demonio”; grandes filósofos consideran, (Kant, por ejemplo) que, en la escrituras, Satanás no es un ser personal sino simbólico(6). Siendo esto así, la máxima consiste en “atacar siempre a individuos o pequeñas facciones, nunca a masas sociales o nacionales en su conjunto”(7).
Además, al enemigo se le deben atribuir todos los males y ninguna virtud; como dijera George Kennan, agente de la central de inteligencia norteamericana, autor del cable más famoso de la historia de la diplomacia de dicho país, “El enemigo debía constituir siempre un centro. Debía ser completamente malo”(8). Dicho odio es dirigido, por lo general, en contra de los dirigentes, ya que las inmanentes leyes del poder enseñan que desaparecidos los líderes, desaparece también el centro de gravedad; no hay nada en torno de lo cual girar y todo se desmorona. Un proverbio oriental reza que “cuando un árbol se cae, los monos se dispersan” y entre nosotros es popular citar que “muerto el perro se acabo la rabia”(9). La historia recuerda que, durante el genocidio llevado a cabo por el imperio Español sobre los habitantes originarios de América, Hernán Cortés y Francisco Pizarro condujeron sus escasas fuerzas contra los imperios Azteca e Inca, capturando a los reyes, Moctezuma y Atahualpa, y los imperios cayeron en manos de los españoles.
Así las cosas, para mí, Kirchner no es todopoderoso y no determina las conductas de la sociedad toda por acción o por reacción. Es el modelo económico de país propuesto el que concita el apoyo o el repudio de los sectores que lo acompañan o repudian, y la concentración en él de todo lo malo no es más que un recurso propagandístico para desprestigiar, a través de una persona, a dicho modelo.

[1] Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato. Héctor Zimmerman. Pág. 39
[2] La guerra psicológica. Fernando Frade Merino. Pág. 117.
[3] La propaganda política. Jean Marie Domenach. Pág. 54,55.
[4] Las cosas y no tanto según Pérez Wat. Arnaldo Perez Wat. Pág. 248.
[5] La propaganda..op. cit. Pág. 55
[6] Las cosas …op. Cit. Pág. 246
[7] La propaganda …op.cit. pág.55
[8] Legado de Cenizas. La historia de la CIA. Tim Weiner. Pág. 41.
[9] The 48 Laws of power. Robert Greene. Pág.442





[1] Respetabilidad, poder y seducción. Alicia García López. Ed. Fin de siglo.
[2] Op. Cit. Pág. 16.